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Dieron las cuatro y Jungwon salió del salón acompañado de sus amigos. Su vejiga amenazaba con derramarse si no iba al baño enseguida, así que les dijo a sus amigos que se adelantaran y que si su papá Kook ya había llegado le explicaran dónde estaba, y luego corrió hacia los baños de ese piso. En ese momento Jungwon agradecía que fuera un instituto de ricachones y que hubiera baños en cada planta. Se metió al baño de omegas y betas mujeres con prisa, pero se quedó estático al ver la escena que se encontró. 

Un grupo de cuatro omegas y una beta mujer rodeaban algo, o, mejor dicho, alguien. Todos voltearon hacia él y Jungwon pudo ver a uno de los omegas sosteniendo a Sunoo por el cuello de la camiseta. Su cara tenía una mejilla amoratada y el labio roto. Su lobo se removió en preocupación y Jungwon frunció el ceño, sintiéndose furioso al encontrar al omega en ese estado. 

—Maldita sea, Yeju. Te dije que cerraras la puerta con seguro —gruñó quien tenía agarrado a Sunoo, Jungwon pudo darse cuenta de que era un grupo de años superiores—. Bueno, no importa. Conseguimos otro botín —sonrió con burla—. Agárrenlo. 

—¡Jungwon, vete! —exclamó Sunoo cuando comenzaron a acercarse a él, recibiendo un rodillazo en el estómago que le sacó el aire. 

—Tú cállate.

El lobo de Jungwon gruñó con furia y sus ojos destellaron en un azul intenso. No entendía por qué, pero ver a Sunoo siendo maltratado lo afectaba más de lo que debería. Quería protegerlo.

Omega, debemos proteger a omega.

En otra circunstancia Jungwon se hubiera quedado atónito al escuchar a su lobo hablarle, pero en ese momento parte de su control lo tenía su lado animal. Le hizo una llave a quien intentó inmovilizarlo, dándole la vuelta y retorciendo su brazo en su espalda. La beta mujer gritó de dolor y Jungwon le dio una patada a su espalda hacia los otros tres omegas que venían detrás, derribándolos por si fueran bolos. 

El omega que tenía a Sunoo se distrajo por un segundo para ver con impresión a sus secuaces desparramados en suelo. Jungwon aprovechó la distracción para darle una patada alta que aterrizó en un costado de la cara del mayor, tirándolo junto a sus compañeros que se estaban levantando y rápidamente lo sostuvieron. Jungwon se volteó hacia Sunoo, quien tosía para recuperar aire, sosteniéndose de los lavamanos. 

—Respira hondo, vamos. Adentro y afuera —dijo Jungwon de forma suave, acariciando su espalda. 

Sunoo lo miró con ojos aguados mientras respiraba de forma agitada, su cara amoratada, su labio roto y el olor a miedo que despedía le daban un aspecto maltratado, vulnerable y frágil, y su corazón se encogió. Su lobo lloriqueó al ver al omega tan herido y no pudo resistirse al impulso de su lado animal de consolarlo y hacerlo sentir protegido. Lo abrazó y emanó su aroma de forma que lo tranquilizara. Sunoo jadeó de gusto y se aferró a él con manos temblorosas, acurrucándose en su cuello para buscar más de ese delicioso y reconfortante olor. Jungwon dejó que lo hiciera a pesar de todo lo raro que era la situación, ya podría pensar en eso después, cuando Sunoo se encontrara mejor. 

—¿Qué está pasando aquí? —su burbuja de paz se explotó y ambos miraron hacia la puerta del baño, aún abrazados. En ese momento, Jungwon notó el puño alzado hacia él del omega que había pateado en la cara y un escalofrío de alivio pasó por su cuerpo al ver a la profesora Ju parada con los brazos cruzados, acompañada de Sunghoon y Jay, que los miraban con sorpresa pura. 

—Todos ustedes —dijo la profesora con voz fría—. Me van a acompañar a la oficina del director —los omegas y la beta mujer casi temblaron al oír la furia en la voz de la profesora—. Si se intentan escapar van a desear que los hubieran expulsado temporalmente —amenazó, ahora acercándose con prisa hacia Jungwon y Sunoo, con Jay y Sunghoon detrás de ella. 

Just love ² ✧ JIKOOK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora