Continuan los misterios

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Me desperté en la mitad de la noche, exactamente, a las 3:30 de la madrugada. Sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo,de pies a cabeza, nunca había tenido tanto frío, sin embargo, estaba tapada y el calefactor estaba prendido.
Intenté volver a dormir pero era imposible, imposible con esa sequedad en mi garganta. Me levante de mi cama de dos plazas y comence a caminar de puntitas de pie para no despertar a mi madre. Ya en la cocina, me decidí por un gran vaso de agua bien helada, incomprendiendo mi completa ironia, ya que hace dos segundos me estaba muriendo de frío, me asome por la ventana y pude observar rápidamente a alguien parado en el medio de la calle, como si fuera a detener el tránsito por completo.
Volví a mi habitación con el objetivo de dormir un poco mas antes de que suene el despertador, aunque si quería ir a averiguar que pasaba en la calle, mi abuela desde pequeña me decía que no era bueno ser tan chusma en toda situación que se presentara.
Entonces escuche el horrible pipipipip pipipipip proveniente de mi teléfono, esta vez no era un sueño y sin dudas no me confundía, mi despertador decía que eran las 6:55 de la mañana pero yo sabia bien claro que era mentira. Era como si me estuviera apurando para que me levante y me dirija hasta el comedor, buscar mi ropa y comenzar a cambiarme. Al principio creí que la hora de mi celular estaba mal pero nunca antes se había equivocado y tampoco la de mi reloj de mano, dos horas diferentes y ni una respuesta.

Nadie lo sabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora