Parte 1

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Ginevra 2024

Desde que estoy fuera de Italia, hace ya muchos años, para ser exacta ya son catorce, mi vida se ha ordenado un poco, continue una carrera en EEUU la cual termine, tengo mi propio departamento en el centro de New York y dirijo una de las empresas de turismo más importantes de este País.

Aun así teniendo todo lo que cualquiera desearía me siento incompleta. Las empresas pertenecen a mi hermano, el departamento fue comprado con su dinero y no soy na más que una cara visible que da una "buena impresión".

Aunque lo único que no he logrado encontrar realmente es el amor, porque mi corazón le perteneces y le ha pertenecido por siempre a un hombre que jamás me ha amado, pero pese a todo ello no he podido sacarlo de mi cabeza.

—Desearía poder pedir un deseo y cambiar esta aburrida vida —cruzó las piernas y bebo del café que acabo de preparar hace solo un momento atrás.

Estoy en un blusón de pijama sentada en la terraza del departamento mirando la movida ciudad y cómo las personas se mueven de un lado a otro apuradas.

—Debería hacer lo mismo que ellos y apurarme... voy muy atrasada a las reuniones de hoy —tomo el teléfono y veo la hora— posiblemente después del trabajo pase por alguna tienda y me compre algo.

Me pongo de pie para llenar nuevamente la taza de café, pero antes de poder hacerlo el teléfono comienza a sonar dejando ver el nombre de mi hermano mayor.

Sonrío al recordar que ayer igual hablamos y me prometió venir dentro de poco de visitas, se muy bien que yo igual podría ir a Italia para visitarlo pero no puedo, me da un poco de miedo volver a encontrarme con él, con quien me hizo mucho daño. Se muy bien que si lo veo, caere nuevamente ante sus pies, no sera tan facil deshacerme de él, al menos no como lo hice en el pasado

—¿Tanto me extrañas hermano? —tomó el teléfono de la mesa y contestó el llamado— Buenas noches querido hermano ¿como estas? no es normal que me llames a esta hora.

Son casi seis horas de diferencia por lo que solemos llamarnos cuando yo estoy desocupada en las mañanas y el durante las tardes.

—¿Dominque? ¿estás bien? —escucho como su voz sale agitada del otro lado lo que prende mis alarmas

—¿Teo qué sucede? por supuesto que estoy bien, hablamos apenas ayer

—Lo se pero... —hace una larga pausa antes descontinuar y pese a que no nos vemos a diario se muy bien que se está mordiendo las uñas nervioso

—Puedes decirme lo que quieras, sabes que aqui estoy para escucharte

—Necesito que hagas tus maletas y vayas a la dirección que te enviaré —ahora soy yo quien hace una pausa quedando con la boca abierta escuchando lo que dice— es urgente, debes volver de inmediato a Italia

—¿Italia? Llevo años sin pisar ese país, tengo mi vida lista aquí... primero debes explicarme que sucede y yo veré que hago

—¡QUE TOMES TUS MALDITAS MALETAS Y VAYAS A LA MALDITA DIRECCIÓN QUE TE ENVIARE!

Me quedo congelada y la boca más abierta que antes al escucharlo gritar, son pocas las ocasiones en la que eso sucedió y fueron en el pasado hace ya muchos años

—Teo yo... —titubeo con la voz temblorosa intentando negarme

—Por una sola vez en tu vida hazme caso, Ginevra —toma aire y lo bota por la boca— lo lamento pero es urgente, Iver te dará las debidas explicaciones cuando se encuentren, estas en peligro y no quiero que te suceda algo así que debes salir de inmediato de ese lugar

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⏰ Última actualización: Jan 24 ⏰

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Entre él y el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora