O2! el astronauta perdido y su universo ☆★

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JeongIn podría decir que todo momento junto a HyunJin era importante, pero claro que tenía días específicos, sucesos especiales para contarle a sus descendientes junto a aquel maravilloso muchacho.

Uno de esos sucesos, ocurrió durante año nuevo, quizás el más importante de todos, con un HyunJin de apenas diecinueve años y con JeongIn de dieciocho.

Cuando el reloj tocó las doce, y los vasos y copas se encontraban unos con otros en pequeños chasquidos, tantos al mismo tiempo que JeongIn los comparó con cascabeles.

Miró a HyunJin, a su lado, quién le sonrió, sus mejillas estaban rojas por el alcohol, chocaron sus copas para dedicarse el año nuevo.

Apenas estaba tomando el primer sorbo de aquella copa de champagne, que no le gustaba para nada, cuando sintió el cálido aliento de HyunJin en su cuello, la grave voz de su amigo se escuchó susurrando sobre su oído.

— Necesito decirte algo.

JeongIn automáticamente asintió, giró un poco su rostro para verlo, pero HyunJin estaba tan peligrosamente cerca de él que se detuvo, mirándolo de reojo.

— Afuera —dijo el otro, su rostro estaba serio.

Y tuvo un extraño miedo en su interior, las estrellas en sus ojos temblaron por aquel sentimiento.

No soportó más de un minuto la intriga, dejó su copa sobre la mesa y corrió su silla hacia atrás hasta que logró salir entre el pequeño espacio que había entre cada asiento con todos los invitados.

Siguió a HyunJin hasta su cuarto, no se sorprendió cuando el mayor salió por la ventana de su cuarto enganchándose en la escalera que él había instalado para facilitarle la tarea de subir a su techo para ver las estrellas, JeongIn lo siguió, inconscientemente había comenzado a morder su labio por lo extraño de esa situación.

Ya en el techo, la fría brisa hizo que un escalofrío lo recorriera.

— ¿No trajiste abrigo? —preguntó HyunJin, al verlo abrazar su cuerpo en un intento de calentarse, el mayor se quitó su saco, de mezclilla y con un tigre bordado en la espalda, por dentro tenía una tela bastante peluda que abrigaba muchísimo, la acomodó sobre los hombros de la pelirosa, quien le sonrió de forma pequeña y extremadamente bonita, haciendo que se congelara unos segundos.

— ¿HyunJin? ¿Qué querías decirme? — preguntó JeongIn, su voz sonó sutil.

HyunJin asintió, fue cuando reaccionó finalmente, buscó las manos de JeongIn, tomándolas suavemente, haciendo que las mejillas del menor se tornaran rojas y las estrellas de sus ojos se multiplicaran.

— JeongIn, encontré lo que estaba buscando desde pequeño —dijo, el otro no entendió sus palabras, sus cejas se frunciera un poco.— No sé si tú ves todo lo que haces, Innie, no sé si lo haces a propósito... Pero te sale muy bien —el mayor sonrió—. ¿Sabes que eres lo único por lo que cambiaría todo el cielo, verdad? No me alcanzan los deseos de todas las estrellas fugaces para pedir todo lo que quiero para tí, JeongIn. Me dijiste que me dejarías cuidar tu corazón, y quiero hacerlo, y lo cuidaré más que todo en el mundo, lo cuidaré más que a mi telescopio porque vale más que todas las estrellas del universo, porque tú vales más que todo el cielo y espacio completo. Pero sólo si me dejas hacerlo, Innie.

>> De pequeño quería descubrir una estrella, no me di cuenta que la tuve al lado mío toda mi vida sino hasta hace poco... Eres la más dulce estrella, JeongIn.

>> Lo que quería decir con todo esto es... Me gustas, mucho, más que ver el cielo, me gustas más que las estrellas y que todo lo del espacio.

>> Podría decir que eres mi universo, JeongIn.

Se miraron a los ojos, ambos estaban muy ruborizados, y el menor se mordía el labio para retener una risa.

Le encantaba cómo HyunJin había dicho tal confesión comparándola con lo que el más amaba en el mundo, lo único que en toda su vida podría decir que había puesto toda su atención, su cariño y fascinación.

Y que dijera que él era más que todo aquello hacía que se sintiera extraño.

— JeongIn... — la voz de HyunJin sonó tímida—. Dime qué opinas de eso —murmuró.

Y es que HyunJin nunca supo cómo leer del todo bien a JeongIn, cuando creía saber algo sólo faltaba mirar aquellos ojos de universo para saber qué no sabía absolutamente nada.

— HyunJin, creo que también me gustas —confesó el menor, haciendo al otro sonreír—. Pero me gustas desde hace tanto tiempo que nunca me di cuenta que era así... No veo a nadie brillar más que tú, no encuentro a nadie con el que el tiempo valga tanto como cuando estoy contigo —rio con nervios, ni él sabía que tales palabras podrían surgir de sus labios—. Y si yo soy el universo, tú eres mi astronauta perdido, HyunJin.

Ambos rieron, ambos estaban ruborizados.

En el silencio ellos no buscaron palabras, estaban muy cómodos encajados en el silencio del otro, con su sola presencia, aliviados por ser correspondidos, porque todo sea tan mutuo.

Eran el uno para el otro.

Fue HyunJin quién se acercó primero, había dejado de ver los ojos de JeongIn, porque le daban muchas dudas, en cambio, se había fijado en sus rosados labios, y fue la primera vez que fue hacia ellos, estaba segura de que no sería la última.

Se unieron en un beso suave, con los ojos cerrados, JeongIn no notó a HyunJin brillar más, pero sintió esa luz sobre su piel, un suave cosquilleo que contagió todo su cuerpo, una corriente eléctrica que recorrió a ambos.

Y el astronauta perdido se hundió más profundamente en su universo.

𓏲 ִֶָ  𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗔𝗥 ⚝ HYUNIN ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora