O3! agujero negro en su corazón ☆★

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Sólo bastaba leer un poco más del universo para conocer el miedo más irracional de aquellos curiosos.

La idea de un remolino espacial capaz de devorar planetas en menos de un segundo, y que dependiendo de su tamaño podía atraer a cualquier cosa de la infinidad cercana hacia su interior asustaba.

Pero HyunJin tenía una de sus metáforas favoritas basadas en aquellos monstruos espaciales.

El decía que JeongIn tenía un agujero negro en su corazón.

Y es que el menor amaba todo, todo lo almacenaba en su corazón, y siempre tenía espacio para amar más, todo lo amaba en pocos segundos y como si pudiera atraer todo para darle amor, era normal que se le acercaran animalitos y que se dejaran acariciar sin problemas, también niños y bebés o las personas adultas.

Y podía tener infinitos ejemplos de que todo era atraído por el agujero negro en el corazón de su amado.

Lo que ambos siempre recordaban con una sonrisa era cuando una tarde de primavera, en el parque, como todo había empezado con una mariposa que habían visto en una de las flores, que automáticamente JeongIn acercó su mano hacia ella, y el pequeño ser alado se posó en esta, caminando en su mano.

En ese momento JeongIn estaba sonriendo de forma amplia, mostrando sus dientes en una adorable sonrisa en sus ojos sus estrellas brillaban.

Pero fue cuestión de minutos para que más y más mariposas se posaran en el, en sus brazos, sus hombros y sobre su cabeza, llamando la atención de los pocos y tranquilos peatones, sonriendo por el chico cubierta en mariposas.

— HyunJin... Ya quítamelas —pidió, algo asustada por tantos delicados y hermosos bichos en su cuerpo.

El mayor se encogió de hombros, con una sonrisa recta.

— ¿Qué quieres que haga? —HyunJin se acercó a el, mirando los pequeños seres—. Pequeñas maripositas, ¿Quieren soltar a mí lindo novio, por favor? Lo siento, pero no lo comparto.

— HyunJin~ No se van —JeongIn sonó como si estuviera a punto de llorar.

— Innie, claro que no se iban a ir, estaba bromeando.

— Tengo una en la nariz —JeongIn cerró sus ojos con fuerza.

— La habrá confundido con una rama.

JeongIn estornudó, haciendo que HyunJin se apartara de ella de un salto y las mariposas volaran lejos, sus brillantes ojos las miraron marcharse.

— Problema resuelto —dijo el mayor con una sonrisa divertida.

— ¿Qué dijiste de mí nariz? —murmuró el menor, tomando esta con sus manos, escondiendo la de la vista.

— Que la amo —respondió el mayor, tomó sus muñecas para bajar sus manos y dejar un beso sobre la nariz del pelirosa.

Ese quizás había sido la experiencia más rara con los animales siendo atraídos por el lindo JeongIn, pero como eso podrían hablar de que se le acercaban ardillas y hasta los pájaros cantaban cuando lo veían pasar.

Y con otros humanos, en una ocasión JeongIn terminó haciéndose amigo de todos los ancianos que estaban jugando ajedrez en una plaza, tanto cariño que las señoras mayores terminaron besando y marcando con pintalabios rojo sus mejillas y cuello, para luego reír cuando HyunJin dramatizó que la estaba engañando con unas encantadoras señoritas.

Era común que, cuando salían a lugares más concurridos, los niños pequeños se le acercaran para jugar con el, a los bebés más llorones los podía calmar en segundos y la imagen de JeongIn con un bebé en brazos hacia a HyunJin estrujarse por dentro, y el menor lo notaba porque brillaba con más fuerza.

Y JeongIn amaba todo aquello y a cada uno de esos animales y esas adorables personas.

Pero lo que más amaba era a HyunJin, y el agujero negro de su corazón era capaz de almacenar todos los gestos cursis del mayor, incluso cuando se ponía muy empalagoso, a JeongIn no le molestaba ni un poco.

A HyunJin le gustaba besar todo su cuerpo, incluso podría decir que le gustaba más que tener sexo, era más suave, y podía escuchar la linda risa de niño de su novio cuando besaba su vientre provocando cosquillas, o los jadeos cuando succionaba la piel de su cuello, o sus gemidos cuando besaba en sus partes más íntimas.

Le gustaba abrazarlo cuando estaban desnudos, así sentía el cómodo calor de su piel contra la propia, dejar caricias en su suave cuerpo.

Lo había hecho muchas veces, nunca le perdía el gusto a esas muestras de cariño, ya conocía el cuerpo de JeongIn de memoria, y nunca se cansaría de este.

Fue en uno de sus abrazos íntimos, luego de haber echo el amor un par de veces, ya que JeongIn estaba bastante caliente esos últimos días, que el menor hizo aquella extraña pregunta.

— HyunJin, ¿Crees en la vida... Fuera de la tierra?

— Sería muy raro que estuviéramos solos en un universo tan grande —dijo—. Así que supongo que sí creo.

— Y... ¿Crees que que haya seres en la tierra de... Otros lados?

HyunJin frunció sus labios.

— Eso lo dudo bastante... Digo, hay más lugares interesantes para perder el tiempo que en la tierra.

JeongIn suspiró.

— ¿Y si están aquí? Y... Más cerca de lo que crees...

— JeongIn... ¿A qué viene esta pregunta?

El menor negó.

— Tú... Sabes que soy raro.

— Eres normal, JeongIn, lo normal es ser diferente, así que eres normal, como todos.

JeongIn rio.

— Soy raro en otro sentido —alzó sus ojos repletos de estrellas hacia su novio —. HyunJin, yo... No soy como tú, no soy humano, no soy de aquí.

𓏲 ִֶָ  𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗔𝗥 ⚝ HYUNIN ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora