Su visión se fue aclarando hasta que se percató que estaba en otro lugar diferente. Quiso levantarse pero una grave y suave voz, la hicieron que su vista se enfocará en el dueño de la voz proveniente.
Se trataba de un hombre joven de contextura delgada, piel pálida, orbes lila y cabellos azabaches alborotados. Al ver los escasos centímetros que separaban su rostro con el suyo, la chica no pudo evitar sonrojarse.
— No se mueva mi señora a colapsado repentinamente en el sagrado templo de Poseidón —explico el desconocido con serenidad. Mientras colocaba un paño de agua caliente sobre su frente.
Ella ladeó la cabeza sin entender, el había mencionado a el templo de Poseidón. Pero no entendía aún como era que había llegado al lugar.
— T-tu nombre... deseo saber tu nombre —indago aún aturdida por la situación.
— Un placer presentarme ante usted, soy uno de los siete generales del mar. Zephyr de Crisaor —se presentó con una sonrisa llena de orgullo.
Ahora la pobre chica solo se encontraba aún más pérdida que el principio además por el se refería a ella como "usted", vaya después de todo no era tan vieja para que se refiera a ella se esa manera. Demasiado formal y respetuoso a su parecer.
— Zephyr un gusto. Yo soy Nerea, solo Nerea. —dijo un tanto agobiada ante toda la situación—. ¿Podrías decirme que es este lugar? te lo agradecería mucho.
— Estamos en la Atlántida la tierra de mi señor Poseidón que ahora renacido en usted —explico.
— ¿Q-qué?
— Usted señorita Nerea es la reencarnación de mi señor Poseidón.
Acortó sus palabras dándose a entender, Nerea se quedó estática sobre la camilla.
Ella una reencarnación de un dios mitológico y no cualquier dios sinó que el mismo tirano de los mares.
Sinó mal lo recordaba Poseidón había hecho cosas atroces en su inmortal vida.
Lo ocurrido con Medusa era un claro ejemplo de lo atroz que era.
— Agradezco tu hospitalidad Zephyr, pero no puedo quedarme —hablo la chica algo inquieta en la camilla para reincorporarse y entregarle el paño al joven.
— ¿Porqué no puede quedarse mi señora? —pregunto Zephyr algo desalentado.
— E-es que yo no pertenezco a esté lugar —jugo con sus manos nerviosa ante la enjoyada mirada del contrario. —Esté puede ser un sueño fantástico pero es demasiado.. y-yo tengo una vida, un estudio que quiero terminar, un niño al cuál confesarme. Una mascota que tengo que alimentar.
Enumeró con sus dedos suplicante. Sin embargo Zephyr no entendía de lo que se trataba esos extraños deseos de su señora.
— No puede irse mi señora, si se va ellos podrían encontrarla y hacerle daño —reprocho.
— ¿Quiénes podrían hacerme daño?
— Los caballeros de esa diosa amante de los humanos. Athenea —escupió la última palabra con hostilidad.
— Athena.. —susurro sorprendida.
De todos los dioses olímpicos ella era su favorita, y bueno también Hades y Apolo.
De pronto sintió un mareo que de no ser por Zephyr hubiera caído al suelo.
— Tranquila mi señora se está precipitando —la ayudo a sentarse de nuevo en la camilla. —Yo jamás permitiría que esos bárbaros le pusieran un dedo encima.
La joven chica solo estaba conmocionada necesito tiempo para procesar la información.
No soporto más las inmensas ganas de llorar puesto que nunca más recuperaría su antigua vida.
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𝐍𝐄𝐑𝐄𝐀; Saint Seiya The Lost Canvas
FanfictionElla era la repuesta en la guerra santa. © prohibida cualquier copia / adaptación u traducción. actualizaciones a lentas. 21/01/24 Rankings ♥ O1# en saintseiyathelostcanvas! : 21-O2-24