Capitulo 5

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— ¡Oye tú niña!

Una gruesa voz resonó a espaldas de la menor de cabellos albinos; haciendo que se girará sobre sus propios talones.
El pobre cuerpo de Nerea temblaba de miedo al tener que dar la cara al dueño de esa intimidante voz, sus ojos se abrieron de sorpresa al ver que se trataba de un hombre con una brillante armadura dorada que podría asemejarse al brillo del sol.

«Un caballero de oro»

Pensó la menor analizándolo meticulosamente era un hombre de gran estatura complexión media y cuerpo atlético: su tez era clara, poseía el cabello azabache corto hasta un poco más abajo de la nuca, y unos lindos ojos marrones.

— ¿Y bien? ¿Me dirás quién eres mocosa? —dijo el caballero indiferente ante la mirada perdida de la de cabellos albinos.

— Nerea... ese es mi nombre —murmuro lo suficientemente alto para que el desconocido la escuchará.

— Nerea... —repite el sujeto con un tono un poco más suave.

— ¡Sí! Yo ya te dije mi nombre ahora me gustaría saber el tuyo —lo señalo de forma acusatoria mientras alzaba su vista para mirar al más alto.

El azabache soltó una pequeña carcajada, dejando a Nerea desconcertada, vaya que esa niña esa mucho más interesante de lo que aparentaba.

— Bien, grabate mi nombre en esa cabezota —dijo socarrón, haciendo que la menor lo mirara mal.
— Zaphiri de Escorpio, caballero dorado de Athenea. Ese es mi nombre.

Informó poniéndose en cuclillas para quedar a la altura de Nerea e inspeccionar la más de cerca; lo cual no le agradó mucho cuando esté tomó sus mejillas pellizcando las con algo de fuerza, para Nerea estaba invadiendo su espacio personal, para Zaphiri era solo un juego.
Lo que más había cautivado a escorpio era los llamativos ojos de la menor. Eran azules pero no cualquier tipo de azul parecía como si tuviera al cielo y el mar juntos pintados en un mismo paisaje.
Sin embargo había algo más en esos ojos.

— Eres bastante curiosa, ¿lo sabías?

Dijo el mayor soltando las mejillas de la femenina las cuales estaban algo rosadas por el agarré del mayor minutos antes.
Ella no respondió nada al respecto, sólo se limito a sobar sus rosadas mejillas intentando aliviar la punzada de irritación en estás.

— Ningún humano común y corriente puede llegar al santuario en especial una mocosa debilucha como tú.

Zaphiri se reincorporo del suelo dejando de nuevo a la vista su colosal estatura, haciendo que Nerea se sintiera pequeña en su lugar.

— Así que dime la verdad, mocosa —el azabache muestra de forma amenazante su aguja escarlata.
—¿Quién eres? Si, no lo haces prepárate para sufrir la irá de mi aguja.

La mente de la menor era un lío, si no le revelaba la verdad moriría de igual forma si lo hacía no sabía como un caballero de Athena se podría tomar la noticia que el dios que tanto odian está el santuario.
Ninguna de las opciones parecía ser la mejor así que decidió hacer un movimiento arriesgado.

— El tiempo se agota niña... —habla el mayor con arrogancia.

Nerea permanece en silencio ya tenía un plan.

— Bien al parecer escogiste el camino del sufrimiento... —la aguja del mayor comenzó a brillar con gran intensidad.
— Prepárate para recibir mi ataque...!

Zaphiri trago sus palabras cuando vió ese inmenso cosmos desprenderse de la menor de una forma ridículamente descomunal. Sus ojos ahora lo entendía era el poder del universo aquello que se reflejaba en los ojos de Nerea.
El caballero de escorpio uso su antebrazo para cubrir la mitad de su rostro intentando permanecer firme en su lugar ante la violencia que desprendía el cosmos de la menor.

No era una simple humana.
Ella era.

— Poseidón —dijo Zaphiri en voz alta captando la atención de Nerea.

Quién ahora lo veía de una forma indiferente con esos ojos azules.

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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𝐍𝐄𝐑𝐄𝐀; Saint Seiya The Lost CanvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora