Capitulo 4 [Apodos]

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Desde que tengo memoria padre me fue muy claro sobre mi situación. Me habló sobre mi enfermedad y las consecuencias que está me traía. Decía que no podía salir de mi cama, de mi habitación, que mi débil cuerpo no debía ser movido a menos que él lo moviera, que no me arriesgará a intentar nada, por qué el único resultado de eso sería un rotundo fracaso.


Él hacia todo por mi, nunca me sentí viva en lo más mínimo. Padre fue siempre muy atento conmigo, me hablaba y cuidaba, pero siempre tuve la sensación de que él miraba algo más cuando me veía. Era una mirada distante, hundida en sus pensamientos. A veces se sentía cómo si únicamente pudiera ver mi enfermedad. 


A pesar de que sé y entiendo muchas cosas, estás siguen siendo pocas fuera de mi cama. Y al salir me he dado cuenta de que lo que menos entiendo es a las personas, de las cuales ahora he ido lentamente aprendiendo.

Ahora más que nunca pude entender que padre no fue del todo cariñoso y bueno conmigo como pensaba, pues ahora tenía alguien con quien compararlo.


El señor amable frente a mí era mucho más cálido, me explicaba cada pequeña cosa que le preguntaba y se empeña mucho en enseñarme todo lo que podía. No mostraba queja alguna cuando tenía que moverme de aquí para allá todo el tiempo, incluso me cumple caprichos como darme comidas ricas con mucha sal. Me intenta siempre enseñar algo, y nunca me responde con un "No necesitas saber eso" como lo hacía padre. 


"¿k-kuamto elan laz kuchialalaz ge zal pal bitek?"


Apenas habían pasado dos días desde que empecé a vivir con él, y por mucho que me avergüence no he podido hablar bien ni siquiera un poco todavía. He tratado de hablar seguido para ir acostumbrandome, pero me alegra un poco que él me entienda todo lo que le digo a pesar de que sé que no es fácil hacerlo.


Me hace querer un poco evitar el aprender a hablar bien. Claro que sé que eso no es una buena idea, por su mirada a veces siento que le preocupa bastante mi problema del habla.


"Lo normal son solo dos o una incluso, pero como a ti te gusta la sal le echaremos dos y media. Tres sería demasiada y terminaria arruinando el sabor de la carne"


Él estaba preparando el almuerzo, el cual era un gran bistec de jabalí con ensalada y un pescado ahumado. Me cuesta un poco seguir el ritmo de comer tanto, pero él siempre sonríe cuando acabo toda la comida y no puedo evitar querer comerme todo lo que hace, incluso si después me duele el estómago debido a eso. Puede no parecerlo por su mirada tranquila y amigable, pero en realidad él no sonríe mucho.

Yo no ayudo en nada ya que no puedo moverme mucho, apenas puedo vestirme sola y sentarme manteniendo algo de equilibrio.


Aun así él siempre habla como si estuviera ayudándolo a hacer las cosas que hace cuando solo lo estoy acompañando. Eso me alegra bastante, siento que yo soy la que más sonríe. Me duele la cara desde que he estado aquí con él.

"¡¡Hmmh~!!"

Por muy abundante que se viera la comida, lo que me quitaba un poco el hambre, en el momento en que daba un bocado se me abría el apetito de manera que terminaba comiendo algo rápido.
Saboreaba cada bocado, pero no podía evitar comer como si estuviera siendo apresurada. Sentía que si comía lento no iba a poder terminarlo todo, pero también lo hacía de esa forma por qué él come rápido también.



Después de comer, la rutina usual era descansar sentada en este suelo blanco y blando mirando los arboles y las nubes por un largo tiempo. Quería intentar aprender a caminar, pero él señor amable me decía que después de una buena comida se debe tener un buen descanso. No lo entendía mucho, él después de comer no descansaba para nada. Al principio pensé que lo hacía por mí y me sentí algo triste, pero descubrí que en realidad es porqué no puede estar quieto.

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