(25) Diferente

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   Un eco metálico de grave y siniestro estruendo se oyó a unos bloques de distancia, en la gigantesca mansión en que se le fue ofrecido hospedaje temporal.

    Era alguna familia de clase alta que aparte de tener una empresa próspera, también hacía negocios ilegales con Akatsuki, a fin de reducir costos de producción. Los muy astutos también mentían sobre sus ganancias a los recolectores de impuestos.

    Sería algo tan asquerosamente desagradable como lo sería fascinante, para cualquier persona que se estuviera enterando recientemente de la magnitud de la corrupción que existía en todo el país.

    Para Uchiha Itachi, era su pan de cada día.

    Él sabía que lo que había escuchado era simplemente un garage escondido de tremendo tamaño siendo abierto de madrugada, con lo que posiblemente haya sido un cargamento de narcóticos ilegales.

    Tenían comprada una gran cantidad de policías, y podían mandar a los que no a dormir con los peces sin muchas consecuencias.

    Pero eso no era lo importante, por el momento.

    Itachi tenía un destino inminente. Eso lo supo desde que tenía trece años. Desde que decidió tomar la decisión que arruinaría su vida por los próximos años de su vida.

    Sólo se sentía agradecido de una cosa, y era de cómo llegaría su fin.

    Sólo esperaba el día en que su querido hermano lo acabara con sus propias manos, y al fin podría descansar en paz, sin importarle más ni menos su alianza a esta organización.

    Sólo quería asegurarse de que no fuera nadie más.

    Se levantó de la cama, sintiendo un intenso ardor al fondo de la garganta, y hundió su rostro en su codo, para toser.

    Alcanzó el frasco de pastillas en la elegante mesita de luz junto a su cama, al igual que la botella de agua, y tragó uno de los medicamentos, con un leve suspiro.

    — Todo bien, Itachi-san? —preguntó su compañero, Kisame, sin molestarse en mirar en su dirección.

    — Si. Solamente tengo la garganta seca.

    Ambos sabían que estaba mintiendo. Era practicamente todo lo que sabía hacer, además de asesinar, por supuesto.

    No habría sobrevivido tanto tiempo, ni siquiera con la enfermedad que traía, si no era capaz de terminar con unas cuantas vidas.

    Ni si no fuera capaz de dormir, incluso al recordar los gritos de dolor de su padre y su madre. La sangre salpicarlo por completo.

    El terrible e inescapable silencio de la muerte, envolver la habitación entera, luego de que los cuerpos inertes cayeran con un ruido apagado.

    Los sollozos desesperados y la traición que gritaba Sasuke, con apenas ocho años, preguntándole por qué, por qué, POR QUÉ-  

    Era el precio que tuvo que pagar. Pero no tendría que soportar ese peso por mucho tiempo.

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    Kakashi suspiró, tallándose los irritados ojos con ambas manos, listo para que alguien lo golpee con un bate de béisbol para dejarlo inconsciente a la fuerza.

    Había decidido aprovechar de su insomnio para avanzar con su investigación, y empezaba a arrepentirse de no simplemente haberse tomado la melatonina como Gai le había dicho tantas veces que hiciera.

Bottom - SasuNaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora