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El brasileño abrió la puerta con suavidad, encontrándose del otro lado al Gran Colombiano. Ambos estaban con sus trajes por así decirlo "militares", aunque al igual se veían guapos :).

—Olá Grande Colômbia...— Saludo el brasileño con una pequeña sonrisa, aquel hombre está nervioso de lo que podría pasar.

—Buenas Imperio! ¿Cómo se encuentra?— Pregunta el otro sudamericano mientras extiende su mano para estrecharla con la del brasileño.

—Estoy bien, ¿Y usted?— En lo más profundo de la mente del brasileño, había algo que decía: "Feliz por ti..."

—Me encuentro bien, gracias—

Después de saludarse y estrecharse así mismo las manos con un apretón. Ambos grandes salieron del hogar del brasileño, rumbo hacia el jardín. Hablaban de algunas cosas de sus vidas, como estaban sus hijos y eso.

En el corazón de nuestro bebo había incertidumbre de lo que podría pasar, incluso hizo 10 planes diferentes para lo que podría pasar.

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Al llegar al jardín, y siendo exactos. El centro de aquella parte de la residencia, todo estaba muy bien decorado y los colores eran perfectos, dorado y blanco.
Había una mesa blanca y redonda, con decorado de flores doradas artificiales y sillas con las mismas "plantas". Esto deslumbró a ambos, aunque para al Imperio Brasileño, tuvo que mantenerse lo más sereno posible.

El ya mencionado se acercó en silencio a una de las sillas y la hizo retroceder un poco, ofreciendole aquel asiento al Gran Colombiano. Haciendo que esté se ponga un poco nervioso de aquella acción.
Sentándose y ya el otro se sentó en la otra silla. Encima de la mesa habían postres deliciosos y galletas, además de té verde en unas tazas que tenían el escudo de ellos, incluso la tetera también los tenía.

—Imperio, ¡este lugar es maravilloso!— Halaga en cierto modo el Gran Colombiano, puesto que estaba admirado de toda la decoracion en su alrededor.

—Obrigado, Gran Colombia.— Agradece con sinceridad. —Pero debo decir.. Que unos amigos me ayudaron— Agrega con una pequeña risita, aunque rápidamente se calma de aquella.

—Oh! Hágame el fa y deme los contactos de ellos, hicieron un buen trabajo!— pide el hombre mientras comía un pequeño brownie del mini estante.

—Uhh está bien. Mas tarde les comunicaré y les diré— Suspira el brasileño con una mini sonrisa.

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Pasaron unas horas, y los dos hombres mantenían una charla cálida mientras comían los pasabocas y bebían el té.
Para ambos fue algo muy bonita la tarde, acompañados del uno del otro.
Y llegó la hora, ¡finalmente!
Imperio de Brasil tomó valor para decirle todo lo que sentía a Gran Colombia.

—Gran Colombia...— Menciona el Imperio mientras miraba a otro lado, con un pequeño rubor en sus mejillas.

—¿Que ocurre imperio? Te veo raro— Responde el Gran Colombiano, visiblemente preocupado por él.

El hombre se quedó en silencio por unos segundos, hasta que PORFIN habló.

—Me gustas desde que éramos niños...—

Finalmente se declara el Imperio de Brasil, esto debo boquiabierto al castaño. Pero entonces respondió:

—Tu... También me gustas!—

Esto iluminó el rostro del hombre y ambos se abrazaron, uno apunto de llorar y el otro aliviado. Se miraron a los ojos y se dieron un suave beso a la luz de la luna.

 Se miraron a los ojos y se dieron un suave beso a la luz de la luna

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(Dibujo que hice.. perdónenme, no sé hacer manos.)

𝘑𝘶𝘯𝘵𝘰𝘴 ?, Gran Colombia x Imperio BrasileñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora