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★ , paleta estrellada Capítulo 4 !
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La cafetería estaba siendo irrumpida por múltiples pasos resonantes, siendo guiados por los cuerpos de estudiantes hambrientos. Sin embargo, el lugar no estaba lo suficientemente invadido como para bloquear su visión hacia el otro extremo en la habitación. Solo siendo tapada por momentos de forma desordenada, pero cada cosa que pasaba frente a sus narices era nulamente perceptibles ante él, viéndose solo como una mancha borrosa cualquiera, ya que no había nada que lo hiciera desviar la mirada de su punto de origen en aquel instante.
Han Gyeong-su no era alguien particularmente callado, desde siempre se ha mantenido con la boca abierta, haciendo chistes o peleando a modo de juego con sus amigos. Era algo así como el tipo bromista que hay en cada grupo de amigos. Quienes se habían dado cuenta de que la voz del entusiasta chico no se había presentado desde hace un buen rato.
Pronto, sus miradas se posaron sobre él, dando con una nueva imagen que guardarían en su carpeta mental para hacerle burla al chico posteriormente. Gyeong-su mantenía su mentón sobre su mano derecha con los dedos rozando su sonrosada mejilla. Sus labios se mantenían ligeramente separados, acompañados de unos oscuros orbes brillando con un extraño signo de adoración. Su rostro se mantenía embobado, sin apartar la mirada de algún punto en específico en aquel lugar.
Los morochos sentados en aquella mesa de cafetería escolar, dirigieron sus propias miradas hasta dicho punto desconocido para ellos. Min Jiyu era a quien se había mantenido observando el chico hasta ese entonces. La morocha se encontraba sentada a unas mesas alejadas de el grupo, comía tranquilamente el almuerzo que se le fue entregado, mientras movía suavemente su cabeza al son de unas melodías cualquiera que resonaban desde sus auriculares de cables.
Sorpresivamente, para nadie era un secreto el enamoramiento de Gyeong-su por Jiyu, excepto para los que no lo conocían o para la misma chica, que siquiera se daba cuenta de las miradas bobas que le depositaba el pelinegro con solo verla por un milisegundo. Algo raro, pues casi siempre era al revés. Pero Jiyu era un caso especial, en muchos sentidos.
