"Este será tu pelotón, haz lo que quieras con ellos. Si la capacidad de ellos no estaba a la altura. Deshacerse de los incompetentes."-Habló con tranquilidad, mirando a sus Anbus Raiz, era el más joven al igual que el más talentoso.
Simplemente se quedó mirando a un grupo de cinco personas. Estos mismos estaban arrodillados con la cabeza hacia abajo.
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"No deberías de mantener tu identidad oculta, ¿Kakashi?"-Preguntó una voz infantil. Pero mucho más seria de lo que un niño puede formular.
"Ma, ma, ¿Qué más da mi identidad, si al final todos saben quién está bajo la máscara?"-Preguntó de vuelta el adulto, echando un rapido vistazo al chico de cabello amarillo. Una máscara blanca ocultaba todo su rostro, solamente dos huecos oscuros era lo que podría echarle un vistazo, pero aún así era difícil.
"Veo"-Contestó el joven, dando media vuelta para seguir su camino.
"¿Solamente viniste hasta aquí para preguntarme eso?"-Habló repentinamente el hombre, dejando su libro de lado para prestarle toda su atención al chico.
"¿Para qué más sería?"-Preguntó de vuelta, no viendo el punto del hombre.
"Si somos parte del mismo equipo, ¿No sería mejor que nos conozcamos?"-Dijo con un encogimiento. Él sabía que no era así, más que este chico no era similar a él. El padre de este niño era la alerta roja de todos los Shinobis vivos, pero ahí estaba. Parado con bastante calma como si el futuro de su raza no dependiera de su crecimiento.
"Las relaciones son un estímulo innecesario, somos herramientas que solo servimos para asesinar. No importa nada más que se cumpla la misión asignada por Shimura"-Contestó con calma, observando atentamente al hombre de cabello gris.
"Dices que el estímulo es innecesario, pero aún así llamás a Danzo-Sama como alguien inferior"-Devolvió con una pequeña sonrisa de ojos, pero su semblante cambió abruptamente por la respuesta del chico.
"¿No es así?"-Preguntó secamente, el silencio reinó por un momento.-"Se mi propósito en esta vida, tengo que ser alguien que mi padre le vea valor. Todas las vidas dependen de cómo crezca. Así que cualquier vida que no sea la mía. No es valiosa"-Comenzó a retirarse, pero se detuvo por un instante.-"Una cosa más, Hatake. Si intentas relacionarte nuevamente, te veré como algo sin valor"-Su figura desapareció por el oscuro pasillo. Dejando al Shinobi solo, este simplemente sacó nuevamente su libro. Era verdad después de todo.
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"¿Cuántas bajas?"-Preguntó el niño parado en medio de la nada, sus piernas estaban cubiertas de sangre. Al igual que sus brazos, parte de su máscara blanca fue bañada por dicho elixir. Solamente el hueco de sus ojos miraban el cadáver que yacía en el suelo.
"Tres"-Otra persona habló, observando al hombre tendido en el suelo. Sus ojos rojos lo miraban sin emoción alguna.
"Fueron incompetentes, fallaron en su labor. Muriendo sin completar la misión"-Habló lentamente, siguiendo mirando el cadáver.- "Dime, Uchiha, ¿Qué es esto que siento ahora mismo?"-Preguntó mientras no apartaba la mirada del hombre.
El adolescente miro el cielo nocturno por un instante. Cerró sus ojos y los abrió, dejando dos huecos oscuros en su lugar.-"Creo que es... Tristeza"-Dijo mientras se acercaba hacia el hombre, cerrando su ojo derecho con una cicatriz en medio.
"Ya veo... Odio este sentimiento"-Habló mientras miraba las estrellas en el cielo. Había cientas de ellas sobre él. Luciendo mucho más valiosas que su misma existencia.
"Todos lo hacen. Por cierto, Feliz cumpleaños, Naruto. Hoy son nueve, ¿Cierto?"-Preguntó el adolescente mientras guardaba el cuerpo en un pergamino.
"Si"-Fue su simple respuesta, se dio la vuelta y caminó hacia dirección de la base. Ambos Anbus tuvieron un momento para completar el paisaje que había dejado el chico atrás. Una completa masacre que dejaría cientos de soldados atrás en el olvido.
