Amor eterno

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Teochitl

Ya no sucederían más aventuras puesto que aquel muchacho a quien le habían encomendado proteger ya no necesitaba de su cuidado, en su momento fue devastador tener que despedirse, pero ahora miran hacia atrás y valoran los buenos momentos que tuvieron a su lado. Esto no podría durar para siempre y ambas chicas cuya vida se les había sido arrebatada décadas atrás sabían que su amorío con los hermanos San Juan no podría durar para siempre. Estaban bien con ello. Se encontraban nuevamente en aquella casona, la cual solo sería cuestión de tiempo para que se desplomara por completo, no sabrían qué hacer cuando esto sucediese, por ahora preferían concentrarse en disfrutar del techo que tenían.

Desde que otra vez volvieron a tener todo el tiempo del mundo Teodora ha reflexionado sobre muchas cosas, entre ellas Xochitl.

- Mi Xochitl... - murmuro con ternura, la voz de la pelirroja había sido lo suficientemente alta como para llegar a los oídos de la morena.

- ¿A qué viene eso? - preguntó volteando hacia la contraria con una sonrisa.

Al darse cuenta que Xochitl la había escuchado se sintió algo apenada, no sabía cómo explicar lo que estaba sucediendo en su cabeza en esos instantes

- Nada solo... ugh, he estado pensando

- ¿Sobre qué? - insistió curiosa.

- Sé que no entiendes mucho sobre esto de mi "cajita magica".- dijo agitando su teléfono a vista de la peli negra. - Ahí suelo contar mucho de lo que me sucede y así, y hace no mucho me di cuenta de que me refiero a ti como "Mi Xochitl".

Al notar el nerviosismo de Teodora decidió voltear hacia otro lado para brindarle más comodidad, respondió con un "Ajam" para que siguiese, la chica de rosa se mantuvo en silencio por unos segundos, quería poner en orden sus pensamientos.

- Hablo mucho de ti ahí, aunque no te lo diga o si lo digo no parece en serio, yo te aprecio muchísimo, siempre has sido tan linda y servicial conmigo a pesar de lo horrible que fui contigo, eres lo único que me queda, eres mi todo.

No mentía, a pesar de la liberación de todos los entes del poder de la Nahuala hubieron cosas que no cambiaron, como el estado de sus padres. Seguían siendo aquellos esqueletos llenos de hambre, le era doloroso verlos de esa forma, por lo que siempre evitaba ir a aquella zona de la casona. Todos quienes alguna vez fueron sus amigos se encontraban más que muertos, era algo que le parecía horrible de pensar, pero era así y no había nada más que hacer.

El corazón de ambas latía cada vez más rápido Teodora podía sentir como toda su sangre se acumuló en su rostro exponiendo aún más el como se sentía, Xóchitl por otro lado, a pesar de estar igual de nerviosa se mantenía más calmada, no quería demostrar cualquier indicio de alguna emoción para no hacerle ver a la peliroja que se estaba haciendo ilusiones.

Al no aguantar más decidió sacarlo todo.- ¡TE AMO, ¿OK?! Nunca he apreciado a alguien como lo hago contigo, a pesar de haber tenido sentimientos por Nando estos nunca se igualaron al aprecio que te tengo, solo me hicieron ver que a quien realmente quiero es a ti. - Se arrepintió desde el segundo cero en el que módulo la primera palabra, cerró sus ojos por que no estaba preparada para ver esa supuesta mirada de desprecio por parte de la indígena.

Hubo unos segundos de silencio en el que si su mente no la estaba sofocando ahora la estaba carcomiendo, ¿Hubiera sido mejor callarse y aguantarse todo esto?, ¿Por qué tuvo que arruinar su amistad así?, no paraba de pensar cosas así hasta que un pequeño sonido proveniente de Xóchitl la hizo volver a la realidad. Al abrir los ojos pudo visualizar a la indígena luchando por contener sus lágrimas fallando estrepitosamente, un gran sentimiento de culpa comenzó a inundarla, ¿Cómo pudo ser tan egoísta?

-Yo... lo siento, esta bien si no me corresponden, está perfectisimo si no, esto no está bien...- Vacilaba mientras intentaba limpiar sus lágrimas aún estando su mano tan temblorosa.

Las palmas de la morena las cubrieron, comenzando a aferrarse a estas, dejando algo confundida a la de prendas rosas.

-No... estoy feliz.- finalmente sus miradas se conectaron por primera vez desde que esta plática comenzó. - Siempre me pareciste la niña más linda del mundo. - confesó entre pequeñas risas.

- Xóchitl... - Dijo en un intento de imitar aquel tono pretencioso en el que solía decir su nombre, solo su nombre.

Finalmente Teodora estalló en un llanto abrazando a la peli negra, estaba soltando todo, la morena solo se limitó a acariciar su espalda brindadonle confort, en ese momento era una bomba de emociones no sabía cómo sentirse al respecto.

En su momento la chica indígena se sintió tan mal por tener aquellos pensamientos "pecaminosos" sobre la joven de ascendencia española, no se supone que debería tenerlos sobre ella, su amor hacia Teodora estaba mal. Ella estaba mal.
Ocultó sus sentimientos durante décadas, llegando al punto de creer que lo había superado. Esta noche finalmente pudo sentirse libre y feliz de aceptar esa parte de ella.

¿Estaba mal?

Qué importa

Dios las abandono en el momento en el que murieron a manos del náhuatl malvado. El estatus y lo material dejó de importar en el momento en el que perdieron sus vidas, qué más daría si establecían una relación, ya no tenía sentido seguir atadas a las reglas de una sociedad que las olvidó hace tanto.

Una vez las cosas se calmaron solo se dedicaron a disfrutar de su presencia, unidas en aquel cálido abrazo el cual era todo lo que necesitaban en ese momento.

-"Al final de todo, si una eternidad es lo que me espera, qué mejor que sea a tu lado".

- Que lindo, ¿de donde lo sacaste?

- De una publi de Instagram

Las dos comienzan a reír mientras rompen el abrazo, se quedaron unos instantes apreciándose la una a la otra, sintiéndose libre de poder observarse tanto como hubieran querido, amando cada centímetros de la otra, iban acortando la distancia involuntariamente, para finalmente Teodora plantar un beso en los labios de Xochitl.

chocolate caliente  ๋ ࣭ ⭑ - Las LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora