PARTE ÚNICA

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"¿Realmente irás a esa fiesta?" 

Rodando los ojos al oír la voz de su compañero de cuarto, Takemichi guardó su uniforme eclesiástico en su bolso y se giró a verlo "Es nuestra última noche en este lugar antes de estar encerrados casi todo un año en esa cárcel..."

"No es necesario que le digas así. Es sólo una congregación" le corrigió aquel chico, a quien Takemichi ya odiaba profundamente. 

Su actitud de siervo leal le provocaba náuseas. 

"Está bien. Mi error" le dijo levantando una mano a modo de disculpa "Pero intenta ser un poco más empático conmigo y mantén la boca cerrada por toda esta noche hasta que vuelva en la madrugada, ¿Podrás hacerme ese favor?" 

Un suspiro salió de su compañero y asintió "Está bien. Vete luego" 

Abriendo la ventana de su cuarto compartido, Takemichi salió a disfrutar de la noche. Al ir caminando por la calle se sintió un tanto raro al estar vestido como los jóvenes de su edad: zapatillas, chaqueta, camisa y jeans. Generalmente vestía el uniforme eclesiástico dentro del hogar en dónde vivía él junto a muchos otros chicos que estaban igualmente hacia el camino del sacerdocio. 

"Se supone que era por acá..." susurró observando a su alrededor hasta encontrar el lugar al que iba "Oh, aquí es" 

Sólo por cosas de la vida fue capaz de escuchar la conversación de un grupo de chicos que asistió a una de las reuniones religiosas que realizaban cada domingo en la iglesia. 

Al entrar al club, el fuerte ruido de la música lo dejó aturdido varios segundos. Se mezcló entre la multitud y fue en dirección al área del bar.

"¿Qué te ofrezco esta noche?" Le preguntó el barman con una sonrisa de bienvenida.

Totalmente inexperto en el tema de los licores, Takemichi no supo qué pedir "Ah...bueno...eh..." balbuceó inseguro. 

"2 vasos de whisky con hielo por favor" 

Volteando a ver quién había hablado, Takemichi se encontró con un par de ojos oscuros que lo miraban fijamente. 

Dándole un breve vistazo, se percató que era casi de la misma estatura suya, vestía un abrigo largo y negro, su cabello era corto y rubio y mantenía una ligera sonrisa en su rostro dándole un aire mucho más atractivo. 

Takemichi sintió los labios secos con sólo verlo. 

"Aquí tienes" la voz del barman lo sacó de sus pensamientos.

"Gracias" el rubio tomó uno de los vasos y se lo entregó a Takemichi "Ten, un regalo" 

"..."

"Se supone que alguien que viene a un bar, debería por lo menos pedir algo para beber, ¿No?" le dijo mientras bebía un sorbo de su trago. 

Daylight (maitake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora