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 las dos condiciones que le había puesto Laurie no fueron de su agrado, una fue que elle iría a la mansión personalmente junto con ella y la otra era que le dejara ver al francés, tales condiciones solo hicieron que su ceño se frunciera.

—Te vas a arrugar más rápido si sigues frunciendo las cejas de esa manera—Laurie estaba sentada en el suelo, inyectándose. Sisea ligeramente al asentir un ardor cuando el líquido entró en contacto. —Carajo.

Valeria la miraba sentada desde una esquina de la cama, observando a su esposa. A su lado estaba una maleta llena de medicamentos que la contraria le había pedido.

—¿Qué es lo que te estas inyectando? —pregunta la mexicana sin cambiar la cara.

—Clonidina, la usan para tratar la abstinencia en drogadictos en recuperación. —suspiró cuando la sensación de ardor se detuvo—necesito estar lo más estable posible si quiero ir a la mansión.

la clonidina lo que mayormente trataba en cuanto a síntomas era la ansiedad, la agitación y la presión arterial elevada. Pero, también tenía su desventaja; podría causarle cansancio, además de una ligera dependencia, pero eso lo trataría cuando llegara a México.

Valeria se levantó de un salto.

—No vas a ir, es un no definitivo. —sentenció.

—Entonces no tendrás los planos—Laurie le respondió— prometí que las sacarías de ese infierno a como diera lugar. —esa no era la única razón por la que tanto quería ir, había alguien adentro que quería.

¿El problema? no podría decírselo a Valiera, no sabía cómo reaccionaría si la mencionaba, ni mucho menos que supiera del vínculo que la unía a la otra mujer de una manera tan íntima.

La mexicana apartó la mirada pensativa, buscando una manera de persuadir a su esposa. Para su fortuna o desgracia, Laurie era terca, eso fue lo que más la atrajo en su momento, pero ahora no era más que un dolor de cabeza.

¿Su esposa no veía lo peligrosa que era la situación? solo le pedía que se quedara en un lugar seguro mientras ella se encargaba de todo, la quería fuera del fuego cruzado, no era mucho pedir.

Laurie sabía que su esposa estaba buscando la manera de persuadirla, pero al igual que Valeria, ella no daría su brazo a torcer. La mexicana se lo había enseñado, ahora que se aguante.

—Quiero verlo—decidió cambiar por el momento el tema, aunque no es como si fuera mejor que el anterior. —Necesito verlo.

—Está muerto—Laurie soltó una pequeña risa nasal sin gracia.

—Mientes. No me mientas en esto, Valeria, no con él—se levantó y se acercó, quedando frente a ella. ambas tenían la misma altura, sus ojos miel se centraron en los ojos oscuros de Valeria. Sabía que la mexicana no lo mataría así no más, por lo menos tenía que hacerlo sufrir un poco. —Tengo que matarlo, déjame matarlo.

su petición fue algo que la contraria nunca esperó, Valeria esperaba cualquier cosa, incluso un putazo por haber desaparecido sin dejar rastro. Las palabras de su esposa la desconcertaron, pero afirmaban la maldita realidad por la que pasó como para que pidiera con rencor matarlo.

la ira dentro de Valeria solo creció como fuego al que se le hecha combustible.

La calidez que siempre caracterizaba los ojos de Laurie ya no estaba, solo había odio y rencor, pero detrás también había dolor, miedo he impotencia por lo que le había pasado.

Laurie había pasado por cosas que nunca mencionaría, porque, el solo hecho de recordar, la ponía en un estado deplorable en el cual sólo terminaría llorando como una niña pequeña hasta desgarrarse la garganta por los gritos de dolor que saldrían.

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⏰ Última actualización: Apr 20 ⏰

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𝐇𝐎𝐍𝐄𝐘━━━ 𝐕𝐀𝐋𝐄𝐑𝐈𝐀 𝐆𝐀𝐑𝐙𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora