𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑢𝑛𝑜

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Harry salió disparado de la chimenea y se detuvo junto a un gabinete. Se levantó rápidamente y se sacudió el polvo que había ensuciado toda su ropa. Quién sabe dónde diablos había terminado, había dicho mal "Callejón Diagon". ¡Por supuesto! Necesitaba ver; debería de haber esperado y decir la frase correctamente, no haber dicho mal la frase y ahora no sabe en qué lugar estaba, casi todo a su alrededor estaba un poco oscuro y con pocas cosas iluminadas.
Corrió hacia la ventana y no vio a nadie en la tienda. Justo cuando estaba a punto de salir, vio una cabeza rubia familiar que se acercaba. Harry corrió hacia un gabinete y cerró la puerta, entonces, oyó que se habría la puerta. Miró a través de una grieta en la pared y vió a un hombre rubio detrás de Draco Malfoy, probablemente su padre.

Lucius Malfoy

Entonces la puerta se abrió de nuevo, y está vez entró corriendo una chica también de la edad de Harry. Fue y se detuvo junto a Draco, sosteniendo lo que parecía ser una lista en sus manos.

-El padre de Draco se dirigió hacía el mostrador de la tienda- "No toquen nada, niños" -Les ordenó con dureza.

Harry se acercó tan cerca como se atrevió a la pared del gabinete y vió a Draco cruzarse de brazos.

"Pensé que me ibas a comprar un regalo" -Dijo el niño cruzadosé de brazos, mientras la niña miró hacia arriba para ver a su padre.

"Dije que te compraría una escoba de carreras" -Conestó el señor Malfoy, mirando por encima del mostrador. Draco puso los ojos en blanco y miró a la chica, quién se encogió de hombros.

"¿De qué sirve eso sí no estoy en el equipo de la casa?" -Preguntó Draco en voz alta, volviéndose para mirar a su padre quién apretaba su mandíbula- "Harry Potter consiguió una Nimbus 2000 el año pasado. Y un permiso especial de Dumbledore para jugar en Gryffindor, ni siquiera es tan bueno, es sólo porque es famoso. ¡Famoso por tener una estúpida cicatriz en la frente y todos lo aman!"

"No creo que le guste ser famoso..."
-Dijo la chica, entrecerrando los ojos hacia Draco-

Draco miró fijamente a la chica y luego la empujó a un lado para observar un estante lleno de lo que Harry percibió como calaveras. La niña los miró fascinada, extendió la mano para tocar uno, pero Draco tomó su mano en el último segundo.

"¡Padre te dijo que no tocaras nada!" -Él chasqueó-

Un hombre salió de una habitación detrás del mostrador, lo que hizo que Draco soltara la mano de la chica.

"Ah, señor Borgin" -Saludó el señor Malfoy seriamente.

"¡Señor Malfoy!" -Dijo Borgin observando a Lucius, después a Draco y sus ojos miraron con mucha curiosidad a la chica- "Un placer verte de nuevo, encantado, y el señor Malfoy también. ¿Y quién es esta encantadora dama que está con usted?"

La niña saludó a Borgin con una pequeña sonrisa, y él levantó su mano para moverla lentamente para corresponder el saludo.

"Esa es mi hija" -Dijo el señor Malfoy rápidamente- "Permítame hacer esto rápido, señor Borgin, no voy a comprar hoy, estoy vendiendo."

"¿Venta?" -Borgin preguntó, confundido. La chica se movió por la tienda, separándose de Draco y de su padre.

Caminó por el pasillo de la tienda, observando todos los objetos del estantes. Ella no parecía ni divertida o fascinada por todo lo que había en los estantes, solo parecía curiosa al observar cada cosa que no conocía. A Harry le pareció que está chica preferiría estar en cualquier otro lugar, observaba todo desde lejos en su escondite, frunció el ceño al escuchar la conversación de Borgin.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲 𝐆𝐢𝐫𝐥 | 𝐇𝐏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora