U N O

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SeoJun de 5 años y SuHo de 7

Cuando SeoJun llegó a casa, supe que seria un problema.

Mamá estaba emocionada por que tuviese compañía pero yo realmente no la necesitaba, y mucho menos viniendo de alguien como él, arruinaba todo, pero peor aún el intruso se llevaba toda la atención que mis padres podrían estar dándome a mí, incluso más de la que un niño de cinco debería de recibir. Era una tontería.

Justo como sucedía ahora, el enano era el centro de atención porque aparentemente estaba perdido.

— Vamos Suho, debemos encontrar a tu hermanito.—dijo mamá poniéndome mi pequeño impermeable de oso polar.

Estaba lloviendo y a SeoJun se le había ocurrido perderse y mis padres estaban tan asustados.

Debo admitir que por mas que lo odie, no quería que se muriera o acabara arrollado por un tren porque el muy idiota no sabe cruzar la calle. Y solo por esa razón, estaba ayudando con la búsqueda.

No me estaba esforzando lo suficiente aunque después de merodear por unos 10 minutos a lo lejos logré ver a un pequeño niño saltando en el lodo... era el odioso SeoJun.

Corriendo lo más veloz que mis pequeños pies me dejaron llegué tras mi "hermano".

—Mamá, mamá, lo encontré esta aquí.— Grité esperando a que mis padres vinieran tras de mí.

Cuando llegue hasta él, lo único que hizo fue algo que definitivamente no esperaba.

Se acerco a mí hasta quedar frente a mí, alzó sus cortos brazos colocándolos en mis hombros y alzándose sobre las puntas de sus pies. Me dio un beso en la mejilla.

El pequeño SeoJun se alejo. SuHo pensó que parecía un pequeño dinosaurio bebé.

—Eres mi héroe, mi pago por ser tan buen hermano es todos los besitos que quieras hasta que seamos cómo mamá y papá.—SeoJun sonrió de oreja a oreja jugando con sus manitas.

Limpiando mi mejilla con fuerza comencé a correr hacía casa cuando nuestros padres llegaron.

Desde que Seojun llegó entendía que las cosas ya no serían sencillas con alguien tan desagradable.

11 años después

SeoJun

Aún recuerdo cuando apenas era un niño de cinco años y me dijeron que por fin tendría una familia. Cuando conocí a mamá y papá estaba seguro que el hermano que me prometieron me amaría tanto como ellos lo hacían y que yo llegaría a amar a mi hermano y por fin tendría a alguien con quién jugar. Pero mi sorpresa fue todo lo contrario cuando al llegar a casa me encontré con Suho, no era el hermano que estaba esperando, no me quería y no hacía el esfuerzo mínimo por intentarlo. De mi parte, yo sabía que lo amaba tanto.

Constantemente me esforzaba por él, ahora a mis 16 no podía odiarlo, jamás había recibido un trato bueno suyo y aún así yo cada día lo amaba más. Cada que se metía a peleas con algún idiota, era yo quién limpiaba sus heridas o cada que se iba a beber con sus amigos era yo quién jamás le decía la verdad a mamá. Incluso si me lo pedía, mentía por él.

Todas las noches hablaba con las estrellas y les pedía que Suho por fin me amara tanto cómo yo lo hacía con él pero parecía que mis suplicas eran en vano.

Suho era muy listo aunque no le fuera bien en la escuela, tenía una banda y todas las noches salía a ensayar aunque jamás lo había escuchado cantar. Mamá siempre lo regañaba porque bebía demasiado, era tan desordenado y ponía su vida patas para arriba pero aún así seguía siendo perfecto ante mis ojos.

Mi madre me sacó de mi ensoñación al entrar a mi habitación.

—Cielo, sé que estás bastante ocupado estudiando pero necesitó hablar con tu hermano y contigo ahora mismo.

Mamá jamás era tan seria, tal vez se entero que cuando ella y papá no están Suho lleva chicas a la casa y ahora estoy en problemas por no decírselo.

—Despierta a tu hermano, los espero en el comedor.— Dijo saliendo de la habitación.

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Cuando estuve al pie de su habitación, toque la puerta y como era habitual, nadie respondió. Por lo que hice lo que él mas odiaba y mucho más viniendo de mí, entré sin permiso. Jamás le ponía seguro a la puerta era como si quisiera que mamá viera a cualquier chica a la que pudiese traer y se molestaran tanto con él, era cómo si él y mamá tuvieran una discusión constante en un silencio que ni yo ni papá entendíamos.

Su habitación era un completo desaste, la alfombra tenia una gran mancha de lo que parecía ser vino, o eso esperaba, y al entrar había una peste terrible a marihuana y alcohol, sin mencionar
toda su ropa tirada en todas partes.
Al acercarme contemple su rostro unos segundos, era tan lindo, dormido se veía tan perfecto, era de la única manera que iba lograr tener su rostro en esa cercanía. Era muy extraño verle el rostro descubierto, Suho tenía una extraña fijación con siempre llevar hoddies y jamás usarlas sin el gorro.

Con cuidado comencé a moverlo hasta que despertó, en cuanto me vió su ceño cambió a uno de fastidio.

— ¿Qué haces aquí? — dijo molesto levantándose de un saltó. Comenzando a ponerse una sudadera que estaba junto a su cama, sin olvidarse de ponerse el gorro.

— Lo lamentó, mamá me envió a despertarte, necesita hablar con ambos.

—Pensé que te disculpabas por llevar una campera de Taylor Swift y no una decente.

—¿Y una decente es una de Kanye popoWest?— Siempre peleábamos por eso, y no me molestaba, era de las pocas interacciones que podía tener con él.

No respondió, solo golpeó mi hombro y siguió de largo a la puerta. Jamás cambiaría.

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒄𝒂𝒕𝒆 [𝑺𝒖𝑯𝒐/𝑺𝒆𝒐𝑱𝒖𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora