D I E C I S E I S

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Cuando su padre entro a la habitación y les dió aquella noticia, SuHo se sentía como la peor mierda que hubiese pisado la tierra. Se odio tanto por alegrarse de que su madre estuviera muerta aunque unos minutos después su mente recupero los sentidos y lo único que pudo hacer fue consolar a SeoJun. Que a pesar de que no lo hubiese demostrado antes, amaba a su madre infinitamente.

Se encontraban en casa.

Durante la velacion de su madre ninguno de los dos quería estar presente por lo que ambos le dijeron a su padre que se irían a casa, él no les recriminó simplemente les dijo que tuviesen cuidado.

SeoJun estaba echado en el sillón leyendo un libro, desde que ambos habían llegado se había sumergido y ni siquiera se había dignado en observarlo.

SuHo se tiró al sofá entre las piernas del pelinegro boca abajo, recostando su cabeza en el abdomen del menor. —Deja eso y hazme caso. Necesito amor— Dijo comenzando a acariciar los muslos del menor.

Si su madre llegase a entrar los mataría, sin duda alguna la escena se veía malditamente obscena. Cualquiera que los viese pensaría que SuHo le estaba dando una mamada. Pero claro, su madre ya no estaba...

—¿Estás bien? Ya sabes, no has dicho nada desde que ella... murió—habló el pelinegro entredando sus dedos entre los cabellos del mayor.

—En realidad yo estoy muy bien, no quise comentar nada porque pensé que te sentirías muy mal.

—En realidad he tenido tiempo para procesar su muerte. No mentiré, claro que me duele. No ayuda mucho que el último recuerdo que tenga de ella sea golpeandome pero no por eso la dejaría de amar. Supongo que estoy loco.—tomó una gran bocanada de aire dejando el libro en la mesa del centro.

—No estás loco, yo también la amé y respeté. Pero sencillamente ella no era mi madre al final, ella simplemente me abandonó y acepto que yo también me rendí con ella. No puedo decir que me duele el alma su perdida. Porque no lo hace pero sé que a ti te duele, entonces por eso es que también me duele.

—Ella no fue la mejor, al menos no con nosotros, pero no sabemos que pasaba por su cabeza.

—¿Sabes? Sonará horrible pero cuando entró papá a decirnos que murió... el primer sentimiento que me llego fue felicidad. Felicidad porque iba a poder estar contigo. Eso me hace un horrible ser humano.

—No lo hace.—levanto la cabeza de SuHo con un dedo haciendo que lo mirase a los ojos. —Si eres un horrible ser humano, entonces también lo soy, porque no dejo de pensar que por fin puedo amarte sin que alguien se interponga.

SuHo se lanzó sobre SeoJun devorando sus labios en un apretado beso. No era uno tierno, y lleno de amor. Era uno duro, fuerte y necesitado. Como si ambos quisieran meterse en la piel del otro. Y aún así el sentimiento no sería llenado.

Ellos se movieron como uno, aplastando sus labios juntos de nuevo, hambrientos, impacientes, y torpes. Gimiendo, SeoJun se trasladó plenamente sobre el regazo de SuHo, sus pechos desnudos presionándose juntos y provocando deliciosos temblores en todo el cuerpo de SuHo.

Joder, SuHo nunca había querido consumir a una persona así, poseer y tomarlo en todos los sentidos que una persona podría ser tomada. Quería entender la mente de SeoJun, quería marcarlo de pies a cabeza, entrar en él y empujar, empujar, empujar.

—Te quiero —dijo SuHo, mordisqueando a lo largo de la mandíbula de SeoJun—. Quiero joderte. Por favor.

—Está bien —dijo SeoJun, volviendo a caer en el sofá y tirando a SuHo sobre él.

El juego previo fue corto, torpe e impaciente. SuHo habría estado avergonzado si SeoJun no fuera igual de torpe e impaciente. Se besaron y tantearon entre sí como animales calientes, gimiendo y jadeando en la boca del otro.

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒄𝒂𝒕𝒆 [𝑺𝒖𝑯𝒐/𝑺𝒆𝒐𝑱𝒖𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora