🕓Dos años 🕓| Parte 1

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Despedida de soltera

—Ajusta el vestido un poco mas— dice mi suegra con una cara de desagrado a la costurera— Y cubre ese escote está demasiado pronunciado.

Decido guardar silencio y llorar internamente. Estaba perfecto antes pero en los ojos de ella no lo está.

Martha Lewis es la perfecta madre de mi futuro marido. También es mi gran pesadilla en la vida.

Es una mujer que se la vive amargada y nunca está contenta con lo que hace.

Es la viuda de Joset Lewis un hombre que en vida tuvo una buena racha con los negocios pero cometió el error de dejar todo a nombre de su esposs en el momento en el que se debatía entre la vida y la muerte.

Digamos que el luto de la señora no duró mucho. A los pocos meses de el fallecimiento de su esposo ocurrió un escándalo.

Después de una aventura de una noche ella quedó embarazada de su hija menor la cual todavía no he conocido.

Bratt me ha contado que son pocas las veces que ha convivido junto a ella.

Su padre es un hombre desconocido para la familia.

—Gracias a dios vine a revisar tu vestido— trato de no rodar los ojos—. Vas a tener mi apellido y debes vestir acorde no como una cualquiera.

Guardo silencio mordiendome la lengua.

Está señora es un dolor de cabeza a diario.

—Mañana es el gran día — me toma por los hombros—. Más te vale comportarte. No quiero que tus actitudes poco decentes sean causa de un escándalo.

—No se preocupe.

Sonríe para luego soltarme y hacer una llamada lo más alejada posible de mi.

Hija de perra

La costurera llega a quitarme el vestido y hacer los arreglos.

Espero pacientemente hasta que un mensaje de Lulú llega a mi teléfono.

Lulu:

¿El morado o dorado?

Rachel:

¿Que?

Lulu:

¡Responda! El morado o dorado.

Rachel:

Supongo que el morado.

Me deja en visto mientras mi suegra me mira juzgadoramente.

—¿Serás así en las reuniones más importantes para tu marido? ¿Pegada a ese teléfono?

—¿Disculpe?

—Tendras que dejar de utilizar ese aparato— me arrebata mi teléfono guardandolo en su bolsa.

—Oiga con todo respeto estaba en medio de una conversación.

—¡Eso no importa!— no puedo de la vergüenza con la costurera—. Pobre otra vez el vestido.

Me lo entregan y yo entro al vestier.

Será un día muy largo

• • •

—Esta perfecto— dice mi suegra sin pedir mi opinión.

Me cruzo de brazos con la mirada fija en el mantel que a mí me gustó.

—Necesito que la recepción este lista a primera hora.

ONE SHOTS| Pecados placenterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora