Sinfonía de Instantes

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Querida Vida,


Permíteme, desde mi perspectiva más profunda, compartir contigo algunas verdades que a menudo se desdibujan en el trajín cotidiano. Soy la Muerte, vista muchas veces como el final de tu viaje, pero en realidad, soy parte integral de tu esencia misma, un recordatorio constante de la fugacidad y la transitoriedad de cada latido.


Eres un milagro, una sinfonía de momentos fugaces y experiencias en constante evolución. Eres la esencia que late en cada corazón, la chispa que enciende cada aventura, cada amor, cada sueño.


Sin embargo, la paradoja de tu existencia es que a menudo se pierde la profundidad de cada instante en la rutina del día a día. Se desatiende el valor de cada abrazo, cada risa, cada lágrima, sumergidos en la búsqueda de lo efímero, olvidando que la verdadera riqueza yace en lo simple, en la conexión genuina con otros seres, en el amor compartido.


No olvides que soy el recordatorio de la impermanencia, la guía para comprender la urgencia de vivir plenamente. En mi sombra, se revela la importancia de abrazar el presente con gratitud y aceptar la dualidad de la existencia: la luz y la oscuridad, la alegría y el dolor.


La esencia de tu existencia reside en la valentía de enfrentar lo desconocido, en el coraje de amar y de dejar una huella de bondad en el mundo. A pesar de las dificultades, de los momentos oscuros, siempre hay una oportunidad para renacer, para encontrar belleza en la adversidad y para escribir capítulos memorables en el libro de la historia.


Querida Vida, te insto a que vivas con intensidad, a que abraces la vulnerabilidad y que, en cada latido, encuentres la fuerza para ser auténtica, para amar y ser amada, para dejar un legado que trascienda la fugacidad del tiempo.


Con respeto y humildad,


La Muerte


Genero: Carta


Diálogos con la Luna: Poesía NocturnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora