Querida mamá:
Desearía tener la valentía de expresar esto, pero me siento acobardada y no logro decir lo que realmente siento.
La vida que me has brindado me causa dolor, estoy haciendo todo lo posible por luchar porque sé que es lo que esperas de mí.
Cuando te he expresado que no puedo más, tu reacción es sentirte decepcionada o llamarme tonta, lo cual hiere mi corazón.
Mamá, te amo profundamente, eres la mejor madre y mereces una hija mejor que yo.
Por favor, mamá, no me odies si algún día decido partir.
Aunque nunca te lo mencioné, a los 13 años escribí mi primera carta suicida, y desde entonces he escrito más. Espero sinceramente que nunca llegues a leerlas, al igual que esta carta.
Si en algún momento ya no puedo más, no llores, sonríe y cuida de mi hermano.
¿Sabes? Siempre he admirado tu fortaleza. Has pasado por abusos, has perdido a seres queridos, has sido maltratada y acosada, y a pesar de todo, sigues adelante. Tienes razón, mi sufrimiento no se compara ni de cerca al tuyo.
Deseo poder hacer algo para ayudarte, pero siento que no me lo permites. Lamento no poder ser de más ayuda.
Te quiero.
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Las cartas que nunca llegarán
RandomCartas que escribo desde el fondo de mi corazón que nunca serán entregadas.