Querida Fer:
Agradezco tus abrazos en mis momentos de llanto.
Eres la única persona en la que confío ciegamente; sé que no soy perfecta, y a pesar de ello, sigues a mi lado.
Fer, si llegara el momento en que me vaya, te ruego que no me sigas. Por favor, vive por mí, ya no podré soportarlo más y me niego a que me sigas.
Tienes una vida por delante y no deseo arrebatarte eso.
Sé que te duele verme sufrir, pero no puedo contener las lágrimas cuando estoy entre tus brazos.
Amiga, por favor, nunca me abandones.
Has estado a mi lado en las buenas y en las malas, incluso cuando siento que todo está perdido.
Te amo, mi amiga, y espero no presenciar tus lágrimas cuando ya no esté.
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Las cartas que nunca llegarán
RandomCartas que escribo desde el fondo de mi corazón que nunca serán entregadas.