Cαρ. 8

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Viernes, 05 de febrero.

Era el último día de escuela, perfecto para el chico que espiaba a todos los que entraban por el gran portón. El plan ya estaba realizado, de hecho había llegado a las cinco de la mañana para interceptar al individuo pelinegro antes de que cruzará las rejas, por suerte le dejó una notita en el refrigerador a Christopher junto con un nuevo sticker, así él no se preguntaría dónde estaba.

Seungmin se cuestionó el cómo iniciar una conversación con Yeonjun pareciendo una de personas normales y no de enemigos mortales, también pensaba ser directo, más lamentablemente su cerebro se había quedado en blanco ahora mismo.

Eran las siete y Kim vio pasar a Felix, a Minho junto con Jisung, e incluso a Chan -quién sí lo notó y alzó sus cejas como saludo- pero ese Choi Yeonjun nada más no aparecía.

—Tus clases van a comenzar... Pronto —Seungmin dio un respingo cuando alguien habló detrás suyo y se giro, dándole un golpe en el pecho al alfa pelinegro.

—Idiota, ¡Me asustaste! —reclamó—. No importa que mi primera clase esté a punto de iniciar, tengo puntos extras que me salvan incluso de hacer exámenes y a ti te estaba buscando —hablo de corrido—. ¿Por dónde entraste?

Yeonjun ladeó una sonrisa y metió las manos a su hoodie.

—Por la puerta, cuando lo hice te ví batallando para abrir un paquete de gomitas.

Seungmin frunció el ceño y apretó su puño con rabia.

—Malditas gomitas —recordó y negó para regresar—. En fin, necesito hablar contigo.

—¿Para qué? ¿Vas a criticar mi reloj de cincuenta wones? —el omega viró los ojos con fastidio—. Y con esa actitud menos.

El pelinaranja negó y tomó las muñecas del alfa entre sus manos.

—Sé que no iniciamos de buena manera, pero-

—Tus coqueteos no sirven conmigo —atacó.

—¡No te estoy coqueteando!

Choi exhalo y se dio la vuelta para caminar hacia su facultad, sin seguirle prestando atención a Seungmin, quién iba a su lado, casi encima suyo.

—Por favor, sólo necesito que me respondas algo y te dejaré libre —prometió tomando por la manga al alfa.

—Llevas cinco días aquí, no sé qué mierda deseas saber de mí.

—Es sobre Chris —confesó—. Tú-tú pareces saber sobre él, y... Es mi amigo y quiero saber también —dijo entre balbuceos, el alfa le miró irritado, su semblante irradiando enojo.

Seungmin estaba desesperado y él mismo se desconocía, sabía que tenía la manía de ayudar a las personas, sin importar que simple fuera el hecho, pero ¿Hasta este punto de rogar? Era un momento histórico que jamás, JAMÁS, se iba a repetir.

—Mira Omega te voy a ser sincero, sólo aléjate de Banhg antes de que te mate —Yeonjun advirtió, queriendo caminar de nuevo, pero sin poder hacerlo, el pelinaranja ahora estaba aferrado a todo su brazo.

—Jamás me haría daño porque no es un asesino, es un lobo común y corriente como todos —Yeonjun miró hacia arriba negando, el menor parecía ser muy ingenuo—. Cuando llegó todos lo amaban, simplemente busco entender el porqué está tan solo ahora.

Hastiado, el pelinegro tomó al omega por el codo y comenzó a caminar con él, hasta adentrarse al primer edificio, busco los baños de la primera planta y los metió a ambos en ellos. Un beta estaba ahí lavando sus manos y Yeonjun no dudo en gruñirle para que saliera. Hasta este punto, Seungmin imaginaba lo peor, quizás iba a ser golpeado por su insistencia, o en el peor de los casos, violado.

Su omega se escondió cuando el alfa le soltó y empezó a quitarse el buzo negro que traía puesto, de ahí Yeonjun continuó con la camisa, revelando todo su abdomen fuerte y marcado.

Literalmente marcado.

Los ojos del omega se expandieron en sorpresa al notar los tres zarpazos que comenzaban desde sus bíceps hasta el inicio de su ingle.

—Casi muero —murmuró Choi mirándose ahora en el gran espejo, Seungmin estaba detrás de él, admirando todo por el reflejo—. Y ni siquiera era parte de su grupo de amigos, pero cuando enloqueció —se volteo—. Él me tomó a mí como su desquite. El doctor dijo que su objetivo era la garganta, pero que gracias a que pude esquivarlo no fue ahí ¿Lo imaginas? Probablemente ahora mismo no te estuviera contando esto porque mi cuerpo estaría sin vida a tres metros bajo tierra.

El omega se quedó estático incluso cuando el alfa comenzó a vestirse de nuevo. Todo era tan impactante y duro de procesar para él.

—Chan no haría eso de nuevo —musito el pelinaranja antes de que Yeonjun saliera.

—¿Tú que puedes saber? ¿Convives con él una semana y ya lo conoces completamente y son amigos?

—Mi hermano era un Delta, Yeonjun, sé cómo era su comportamiento y-

—Sí, tu hermano era un Delta —aceptó Choi—, pero tal vez tú familia lo amaba y no fue abandonado por sus padres cuando empezó a dar signos de agresividad involuntaria, quizás no fue dejado de lado como Chris, quien ha estado solo por más de la mitad de su vida.

Esa era una noticia tan desastrosa que Seungmin nunca se imagino oír, él estaba seguro de que Yeonjun era la causa de las desgracias del azabache, pero no era así, sin duda no.

—Él... Creo que tiene a su hermana —intento decir, buscándole un lado bueno a todo esto sobre el Delta, pero Yeonjun simplemente cortó todas sus expectativas con las palabras que pronunció.

—¿Cuál? ¿La hermana que asesino? —abrió la puerta del baño y a medio cruzar, agregó—. Olvida todo esto y mantente al margen, nadie desearía que el siguiente fueras tú.

La puerta se cerró y los ojos del omega se llenaron de lágrimas por la impotencia que sentía, sabía que Chan no era malo, era su instinto que lo hacía hacer cosas bajo presión. Sentía la necesidad de ayudarlo, pero no sabía cómo, no tenía miedo, pero dudaba si el azabache fuera aceptarlo si se lo decía.

—Joshua sabría que hacer...

—Joshua sabría que hacer

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Sour and Sweet || 𝘊𝘩𝘢𝘯𝘮𝘪𝘯 𝘢𝘥𝘱𝘵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora