Camino por la suite del hotel, deteniéndome en la ventana y mirando las brillantes luces del horizonte de la ciudad. Siempre he sido un hombre honorable. Lo más decente que uno puede ser mientras mantiene su éxito en el mundo de las finanzas. No juego, no bebo mucho ni soy mujeriego y cumplo mi palabra. Sin embargo, aquí estoy, esperando que llegue un chico de dieciocho años para poder pagarle por sexo.
Al mirar mi reflejo en la ventana, sé muy bien que pagarle a Build es la única manera de tener el privilegio de tenerlo debajo de mí.
Somos viejo y jóven.
Grande y pequeño.
Rudo y suave.
Por eso, hay algo reconfortante en el hecho de que lo compensaré.
Cuando el llegue, planeo resumir nuestro acuerdo de manera clara y concisa y eso también ayudará.
Tener una comprensión detallada.
Una empresa de beneficio mutuo es algo que entiendo. Tal vez después de que nos hayamos visto en privado unas cuantas veces, dejaré de sentir esta vergüenza sudorosa y cachonda por querer montar a un chico veinticinco años menor que yo. Con tantas ganas de meter mi polla en el, mis calzoncillos están retorcidos alrededor de la carne, mis bolas como dos nudos apretados.
He reservado la suite presidencial en el Palace y la cama espera silenciosamente en la otra habitación, burlándose de mí.
¿Realmente estoy haciendo esto?
¿Soy realmente un sugar daddy ahora?
Desde que Build vino a mi oficina y yo me corrí en mis pantalones como un colegial, investigué un poco y estos arreglos no son inusuales. De hecho, son comunes en hombres de mi calaña. Eso no me hace sentir mejor. En todo caso, me siento peor.
Build es lo más alejado de lo común. El es brillante y cálido. Su risa siempre ha sido motivo de alegría en mi hogar. Su ingenio puede igualar a cualquiera. El siempre está mimándome, diciéndome que trabajo demasiado. Lleva vasos de leche caliente o té de hierbas a mi oficina cuando trabajo hasta tarde.
Sammy.
Jesús, ¿cómo le explicaría esto a mi hija?
Que estoy loco de lujuria por su mejor amigo desde la secundaria.
Pensaría que soy un hijo de puta enfermo... y tal vez lo sea. Apenas pasaron veinte minutos después de que Build saliera de mi oficina cuando comencé a hacer los arreglos para la noche siguiente. He estado mirando el reloj, esperando esto. Jesús, las cosas que me dijo. La forma en que me corri a través de mis pantalones, su cuerpo en exhibición descarada. Nunca he estado tan duro en mi vida, con la garganta cerrada, las palmas sudando y la columna en un torno. El era mi dueño.
Y después…
Nunca había deseado tanto abrazar a alguien.
Build siempre ha sido alegre.
Tiene una broma y un guiño para todos. Pero el era vulnerable sentado allí en mi escritorio. El necesitaba…
Cristo, no puedo creer que esté siquiera pensando esto.
Necesitaba a su papá.
Necesitaba que lo acunara contra mi pecho y besara su frente. Nunca he tenido este tipo de relación con nadie, ni la he deseado. Donde soy la figura paterna y el amante. Con Build… no lo sé. Parece inevitable. Se siente bien. Como algo que ambos necesitamos mucho. Me arrepiento de no haberlo mecido y tranquilizado desde que salió de mi oficina y no me arrepentiré de lo mismo después de que el se vaya esta noche.
Nuestro plan era reunirnos a las nueve y todavía faltan diez minutos.
Me alejo de la ventana, pensando en servirme un trago, cuando suena mi teléfono.
