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Era de noche, una noche muy hermosa en especial.
Perfecta para sentarte y disfrutar la compañía de alguien o estar solo, perfecta para soñar, perfecta para pensar, perfecta para hablarle a la luna sobre mi nuevo amor.
Aquel pelinegro híbrido Paloma se encontraba en una de las colinas más altas de aquel pequeño pueblo.
Admirando la luna, su atención se desviaba a veces a la arbol flotante con hojas moradas donde vivía su mejor amigo.
Que buena amistad tenía con aquel chico de lindos ojos miel al néctar de abeja y sus cabellos castaños.
Podía ir con su compañía donde sea y nunca se aburría del chico junto con su gran personalidad y habilidad con los animales, cosa que amaba de el.
Suspiró para si mismo saliendo de su burbuja antes de hablar.
—hay luna— subió su mirada mirando la luna.
—realmente he caído en su encanto— se rió y bajo la cabeza.
Una gota de agua cayó en sus alas causándole escalofríos, nuevamente miro hacia arriba y vio como nubes oscuras se acercaban peligrosamente al pueblo.
Se acercaba una gran tormenta, debía volver rápido a casa aunque no le daría tiempo, entonces sin otra opción debía ir a casa de Aquino.
Puse mis manos en los bordes de la colina y abri mis alas para comenzar a descender hacia la casa, llego al arbol y se sacudió las gotas de agua que había en su cabello, volvió a ver el cielo y la lluvia comenzo a caer más fuerte.
Camino hacia la puerta que tenía el árbol y la toco, nadie respondió.
Suspire y comencé a tocar más fuerte la puerta.
—AQUINOO— Grite y tras un par de minutos escuchó como este bajaba rápido, lo habia despertado?
Escucho los pasos más cerca y luego el sonido de las llaves, retrocedió un poco y sonó su nariz.
100% se iba a enfermar. Pense.
La puerta se abrió completamente de golpe y el castaño tenía una mirada enojada pero en cuanto vio al pelinegro cambio a una de sorpresa.
—Duxo?— Hablo confundido por el aspecto del mencionado, estaba totalmente empapado.
—Que te paso?—
—Esta lloviendo por si no te das cuenta y me moje to..— Intente explicar pero no pude seguir ya que Aquino me había jalado del brazo para que entrará cerrando la puerta detrás nuestro.
—Disculpa Duxo, estaba arriba organizando sin oir nada— Se disculpó el castaño caminando de la mano con Duxo hacia la habitación.
Subieron varios pisos por un ascensor mágico y se quedaron en uno que tiene varias habitaciones, caminaron un poco más y entraron a la de Aquino.
