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-¿Y que más paso? -Cuestiono
Sana mientras dejaba el plato de
frutas al frente de la menor, quien
le sonrió en agradecimiento.

Mi-Suk se había encargado de
contarle todo a detalle sobre lo
que sucedió hace ya dos días. La
pequeña de ocho años no podía
contener su emoción y burla hacia
su padre por lo rojo que se había
puesto.

-Jungkook salió corriendo cuando
papá fingió distraerme, no quería
ceder, pero los dulces de limón
son mis favoritos-Contó antes de
comenzar a comer su fruta.

Sana sonrió mientras negaba,
ahora entendía por que sentía un
lobo inquieto rondar por la casa.
Como beta tiene ese pequeño
don de percepción que los alfas u
omegas no desarrollan, a veces era
bueno, pero en este caso, jamás se
imagino que el lobo que estuviera
ronroneando y merodeando como
león enjaulado sería el de Jimin.

-No creo que h-haya dicho algo
m-malo... ¿O-o sí?-Cuestiono la
omeguita mientras comía. Para la
menor encontrara Jungkook fue como
haber encontrado un amor único,
algo le hizo querer aferrarse a él,
además, había escuchado a los
doctores; buscaría a una madre.

Pero ella no quería una madre, ella
quería a Jungkook.

-Tal vez no, pero si fue
sorprendente para ellos que
pidieras que el secretario de su
padre fuera tu papá-Sana trataba
de razonar con la menor y es que
ella estaba segura de que no fue
nada malo. Pero aquellas palabras
para los demás adultos que la
rodeaban; eran palabras serias.

Mi-Suk hizo una mueca no muy
convencida. Aun así, prefirió
no decir nada, sus amigos de la
escuela compartian su pensar y
debido a eso pensaba que estaba
en lo correcto haber pedido eso.
Sin ponerse a pensar que; solo eran
niños de ocho años.

Al termino del desayuno, Mi-Suk fue
ayudada a vestirse por sana, quien
también se encargó de peinarle y
colocarle sus dos moños favoritos.
Durante el trayecto en bus las dos
fueron cantando, jugando y por
supuesto; hablando de lo genial
que era Jungkook. Mencionaba su
cabellera sedosa, sus ojos grandes
y brillantes. Y esa sonrisa
muy linda que logró sacar cuando
ambos bailaban con aquella música
japonesa la cual era muy especial
para la menor. Y ese ultimo hecho;
saco la sorpresa de Sana.

¿Por qué? Bueno, ese baile solo
solía hacerse entre madre e hija, o
más bien, la madre solía bailar para
su hija, haciendo aquel movimiento
algo exagerado con las manos. Una
sola vez sorprendió a la menor
realizándolo, e incluso espero que
le pidiera unirse, pero la pequeña
de - en ese entonces - siete años,
solo se disculpó y siguió con sus
deberes.

La beta en verdad se quedó
pensativa todo el regreso al hogar
de los Park... y el miedo la ataco;
¿finalmente Mi-Suk encontró a su
figura materna? ¿Eso significaba
que ya no me necesitaría? Eran
preguntas que ella misma se hacía.
Y tanto ir distraída no se fijó que
un omega venía frente a ella, quien
también estaba pensando en lo que
había sucedido en la oficina de su
jefe.

-L-lo larmento-Se disculpó el
omega pelinegro.

-N-no, fue mi culpa, venia
pensando en... -Sana alzó la
mirada, quedando sorprendida
por la belleza de aquel omega
pelinegro.

-S-si entiendo, también vengo con
la cabeza llena líos-Sonrió amable
mientras se arreglaba su saco. Miro
su reloj y noto que aún tenía algo
de tiempo para llegar a la oficina.
-. Tengo que irme, ten un lindo día
-Se despidió y comenzó a caminar
hacia su rumbo inicial.

-S-soy Sana... -Dijo cuando no
veía otra forma de hacer que el
omega se quedará un poco más.

El omega sonrió, le dijo su
nombre, pero la beta no alcanzó a
escucharlo pues una construcción
que estaba cerca comenzaba sus
labores de nuevo. Las personas
seguían cruzando, por lo que el
omega siguió su camino al no ver a
la amable beta, mientras que Sana
buscaba con la mirada al omega,
pero al ver perdida su oportunidad
solo suspiro.

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⏰ Última actualización: Jan 28 ⏰

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secretario jeon 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora