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Ante el silencio entre abrió sus ojos para ver al menor, el pelinegro estaba con los ojos muy abiertos, el cielo se reflejaba en ellos, siempre tan grandes y bonitos que hasta tenía estrellas fugaces en estos.

- ¿Por qué se lo pides a la estrella? ¿Por qué no me lo pides a mí? - preguntó, sus mejillas estaban evidentemente muy rojas, Cellbit rió.

- Roier, ¿Quieres ser mi novio?

- Sí, sí quiero - respondió, en una voz tímida y pequeña que le dió ternura al mayor, tanto que tuvo que levantarse para ir hacia sus labios, las manos del menor fueron hacia las mejillas del mayor, acunando su rostro mientras de dejaba llevar por el beso, quería que lo besara para siempre, que no se vaya nunca.

Bajo la lluvia de estrellas, abrazó la cintura del menor pegando sus cuerpos, ladeó su cabeza y Roier le permitió la entrada a su lengua, soltando un ruidito de sorpresa cuando Cellbit intensificó el beso, dominando sobre su boca y haciendo que un escalofrío recorriera su columna.

Los chasquidos entre sus labios iban creciendo mientras las respiraciones se hacían pesadas, y las estrellas corrían el cielo, las manos del menor seguían sosteniendo su rostro para que no se alejara.

- D-dios... - Cellbit cortó el beso para tener aire, Roier respiraba agitado, apoyó la frente sobre la del menor -. Te quiero tanto, Roier.

Roier sonrió con honestidad, sentía las mariposas en su estómago de la que su madre le había hablado tantas veces.

- Te amo, Cell- dijo Roier, tan directo como siempre, lo miró con esos ojitos con estrellas fugaces y Cellbit estaba sin palabras de tanta belleza.

Cellbit iba a corresponder, pero su celular sonó, lo tomó de su bolsillo y vió el nombre de Mike en la pantalla, rodó los ojos y suspiró sin ganas, antes de atender.

- Mike, más vale que sea importante porque estoy en medio de-

- Necesito que vengas, ya, y trae el auto, te mando mi dirección, pero ven ahora mismo.

- Ya, ¿Qué te pasa? - Cellbit se separó para hacerle señas a Roier, tomando las llaves del auto subieron al coche.

- Unos idiotas vinieron a golpearnos, Tarik está lastimado, y nos están siguiendo, sácanos de aquí.

- La puta madre, Mike- entró rápidamente, Roier lo siguió, sentándose en el lugar del acompañante, hizo marcha atrás sin cuidado, dejaron el telescopio y todas las cosas de su cita allí mismo - ¿Están bien?

- Creo que me rompieron la nariz, no respiro - escuchó la voz de Tarik -. Ugh... Le voy a romper el hueso del pito.

- Estamos bien, pero ven rápido-

Cellbit aceleró, Mike le pasó su ubicación exacta y en menos de cinco minutos estaban allí, los dos estaban escondidos en una casa abandonada, vió a Tarik caminar con dificultad, su nariz sangraba y manchada su ropa, tenía un ojos muy amoratado, Mike tenía el labio partido, igual que la ceja, pero estaba más entero.

Era entendible que Mike se había defendido mejor, ya que su pasatiempo era hacer boxeo, en cambio Tarik, había ido a un par de clases de karate de niño y no tenía mucha fuerza.

- Chicos, la puta madre... ¿Qué mierda hicieron?

- Nada, absolutamente nada - dijo Tarik, mientras se subía al asiento trasero.

- Dijeron que estábamos marcando su zona- dijo Mike-. Pero llevamos haciendo grafitis en aquel lugar desde que Tarik estaba en pañales, y eran un montón de niños.

Cellbit arrancó el auto, manejando en dirección al hospital más cercano.

- Era el hermano de Lucas y sus amigos- dijo Tarik-. Cree que como su hermanito es malo él está en todo su derecho a molestar también, tiene catorce años, que vaya a descubrir lo que es masturbarse y deje de tocarme las pelotas.

Saturno | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora