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Advertencias: Salto de tiempo. Angst. Enojo. Mención de muerte. Muerte explicita.
Comentarios míos: Uyyy, Raynar anda preparándose para... Disfruten, comenten y voten 😘😘
Narrow Sea
288 d.C
5 meses habían pasado.
Se encontraban en la tercera luna del año, los días se volvieron más difíciles de sobrellevar de lo que pensó. Entre falta de comida y escases de agua, algunos de los pequeños secuestrados habían fallecido. A Raynar le dolía cada vez que eso pasaba, pues de 48 que eran en los calabozos, solo quedaban 8 y, dentro de esos estaban él y Dan.
Ambos se encontraban débiles, apenas podían levantarse del duro y frio suelo. Estaban delgados, sus huesos podían verse con ligereza, ¿Cuándo aquella pesadilla terminaría? ¿Cuándo podría volver a dormir bien, sin temor a que un día el siguiente muerto fuera Dan? No podía aguantar más, sentía que en cualquier momento desfallecería sobre la orina que dejaban los piratas durante las rondas.
Lloraba en silencio recordando los momentos vividos con Kevan y Coby, sus entrenamientos, los juegos, cuando el mayor lo tiraba al agua... Cada vez se sentían más lejanos, como un pájaro a la distancia volando por sobre el agua ¿Era normal estar olvidando algunas cosas de su infancia? Ya no recordaba con exactitud el rostro de su tío. Le era imposible recordarlo con aquella barba que se dejaba, ¿O era el cabello? y sus ojos, ¿Hazel?
Quería que aquella pesadilla se terminara.
—Raynar...
La bruja Yanefer lo sostuvo cuando casi cae al suelo.
—No puedo, Yane...
—Si puedes, mi pequeño y dulce niño, eres más fuerte de lo que crees. Resiste, por favor. —Pidió.
Pero el ya no podía resistir más. La comida comenzó a escasear de a poco, dándoles algo cada dos días. Muchos murieron de hambre y otros de frio. No tenían ropa para abrigarse, ni tampoco para tapar los cuerpos muertos de la celda. El hedor a muerte estaba allí revolviendo sus estómagos y haciendo que vomitaran la poca agua que quedaba en sus cuerpos casi resecos.
Raynar se estaba dando por vencido.
Los piratas no hacían nada. A veces sacaban los cuerpos y otras veces los dejaban en la celda para ver de lo que eran capaces los prisioneros. De tan solo pensar que ellos esperaban que el canibalismo se hiciera presente en sus necesidades, lo hacían querer morirse. No podía más, ya nada podía salvarlo de aquella, su predestinada muerte.
