- Donde una adaptación y mejora de una historia que no fue terminada por temas personales del autor "Viagra".
Síntesis de la historia
Jisung tiene un secreto tiene guardado, desde que tenía 13 años le comenzó a llamar la atención su mejor amigo Min...
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Jisung desperto de en su habitación con un gran vacio, pues Minho no estaba con el..
Talvez tenia un poco de Esperanza en que Minho estubiera en la cosina O en el baño, pero no, el se habia Ido.
Y esto rompía el corazon de jisung. Bajo las escaleras en busca del Mayor dandose cuenta de que el brasco de pastillas con nombre de "Viagra" no estaba y que habian pastillas derramadas en el piso.
- oh no.. - penso jisung, era obvio que Minho se fue por que ya sabia todo.
-estoy jodido. - se dijo a el mismo
Sali corriendo de casa en busca se minho, tome do primer autobus que vi y fui a casa de minho, toque la Puerta de su departamento un buen rato pero el no me habría, estaba seguro que minho si estaba en casa, pero solo no queria abrirme, me sentia el peor amigo y la peor persona del mundo.
- ¿Qué es esto? -El más alto mostro el frasco y se las enseñó .
- Era pa-para mi herida -su voz temblaba y tartamudeaba -, me dolía demasiado y es un-
- ¿Crees que soy idiota? -Alzó la voz, tirando el paquete de pastillas al suelo y poniendo su pie sobre estas para pisarlas.
Jisung rápidamente se lanzó al suelo para salvar lo que había sido su ayuda en todo este tiempo, sin embargo, la grande mano de minho lo tomó por su cabello el cual jaló con fuerza. Su mirada parecía estar en llamas y el menor moría de miedo.
- Me has estado drogando todo este maldito tiempo. ¿Así te haces llamas "mejor amigo"?
El agarre en el cabello rubio del menor se volvía más fuerte, haciendo que pronto brotaran inmensas gotas de sus ojos, así como quejidos de dolor expulsados por sus labios rojizos.
- No era mi inten-
- ¿No era tu intención? Claro que lo era. Eres un perverso, jisung.
- Perdóname, minho, en serio perdóname.
El calor invadía el cuerpo del pelinegro, ya era tarde para pedir perdón y aún más sabiendo lo enojado que se encontraba el mayor.
De un fuerte jalón levantó al rubio del suelo y lo puso contra el mueble de la cocina, lastimando la espalda del contrario que soltó un quejido. Miraba con temor al chico que le gustaba, jamás había visto así a Minho. Estaba viendo al mismo demonio frente a sus ojos.
Sus labios se unieron de una forma tan intensa que no pudo mantener el ritmo jisung, dejando que sus lágrimas siguieran cayendo por sus mejillas, mientras apretaba con fuerza la playera del contrario. No podía siquiera seguir de aquel beso, se estaba ahogando y parecía que a Minho no le importaba ni un poco.
