Mi teléfono empezó a sonar con ese peculiar tono de una canción nightcore. Como me esperaba, era mi jefe, seguramente para darme otro encargo.
--¿Diga?
--Ru... R, digo --corrigió--. Necesito que me hagas un favor. Yo me voy de la organización. No aguanto más el saber que estoy acabando con vidas de gente inocente.
--Que tú... ¿Que tú qué? --grité-- No puedes irte --dije más calmado--. Ya estás involucrado, jefe. No nos puedes aba-
--Lo siento, R.
--¿Lo sientes? --reí levemente-- ¡Lo siente! --comencé a reír más histéricamente.
--Rubén, no hagas ninguna ton-
--¿Rubén? ¿Quién es Rubén? ¿Hay alguien más contigo?
--Rubén... No puedes cambiar quién eres, R no existe, existe Rubén Doblas G-
--¡Ni menciones a esa zorra! --grité-- ¡Ninguno de ellos se merece ser mencionado! ¡Merecían la muerte! --paré y empecé a reír suavemente-- Merecían la muerte... --susurré.
--Bueno, R, necesito que te hagas cargo de la organización --me interrumpió.
--¿Organización? ¿Qué organización? ¡Sólo estábamos nosotros dos! ¡Ya no hay nada! --mi vista comenzó a nublarse.
--R... Yo lo siento... Yo no quería hacer que la pases mal... Conocerás a más gente, harás amigos y olvidarás todo esto, ¿vale?
--Olvidar... ¿Olvidar? Un asesino nunca olvida --sonreí--. Tú... Mereces sufrir... Mereces morir... Mereces morir... Mereces morir... --no podía dejar de repetir esas palabras, me estaba volviendo loco-- Te encontraré... Sí, te encontraré... Y cuando lo haga... Sufrirás... Sufrirás, como mereces.
--Adios, R, no me sirven tus amenazas.
--Muere... --susurré. Acto seguido, colgó.
Cogí mis cuchillos y empecé a sacarles filo mientras acariciaba el reluciente y frío metal. Guardé dos de ellos en mi cinturón y salí de mi apartamento en busca de mi presa.
Criaturita_de_UST_