VII. El cáliz de fuego

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La primera parte del "Torneo de los 3 magos" sería que se eligieron estos mismos. Para ello se había colocado un caliz de piedra impoluta en un aula redonda y aquellos mayores de 17 años podrían introducir su nombre en él.
Muchos (los gemelos Weasley) intentaban meterse en la competición aún siendo menores de la edad mínima, y como se esperaba, fracasaban estrepitósamente.

Jane y Athenea utilizaban la capacidad de análisis y retención de datos innecesarios de Jane y la habilidad para la negociación de Athenea, para ganar dinero. Dirigían las apuestas entorno a quien saldría elegido en cada escuela. Y la verdad es que estaban ganando bastante dinero a costa de chavales sin nada mejor en que gastar su paga semanal. Vendían, también, cromos con los datos de cada posible campeón.
Además,se habían aliado con un chico de Slytherin de 7° año que a cambio de unos sickles metía el nombre de algún alumno que le pagara, en el cáliz de fuego. Total, el niño escuchimizado de Gryffindor no podría salir elegido contra Angelina revienta-cráneos-con-los-muslos Johnson, Cedric parece-bueno-pero-te-arranca-los-ojos Diggory, Cassius mirada-de-basilisco Warrington o Nicole sicaria-a-unos-knuts Whisp. Hablando de estos cuatro, eran los favoritos de cada casa para entrar en el torneo. No solo porque fueran todos fuertes, jugadores de quidditch, guapos y populares, sino también porque eran buenos candidatos.

La noche del jueves a las 21:00, los tres colegios se reunieron todos juntos en el gran comedor para la ceremonia del cáliz. El director Dumbledore se acercó al centro de la sala para ir cogiendo los trozos de pergamino que cayeran.

Del calce mágico salió fuego azul y dejo caer un papel rudamente rasgado, que el profesor agarró al vuelo.
—¡El campeón de Durmstrang, es...Viktor Krum!

El búlgaro se abrió paso hasta la explanada donde se encontraban los profesores y despareció detrás de una puerta.
De nuevo otro trozo de papel quemado cayó, esta vez uno con bastantes florituras. Dumbledore se aclaró la garganta y anunció

—¡La campeona Beuxbatons, es... Fleur Delacour!

La rubia se levantó con una sonrisa triunfal, y se encaminó hacia la misma sala que su predecesor.
Cuando los aplausos cesaron, el director se dispuso a seguir y nuevamente leyó el pergamino que el cáliz acababa de soltar.
—¡El campeón de Hogwarts, es...Cedric Diggory!
Esta vez la gran mayoría de espectadores aplaudieron como locos y el muchacho caminó hasta perderse de vista.

—Esto ha sido tod...—intentó terminar la selección el dirigente del colegio.
Pero sin éxito, pues del cáliz brotó otro papel. Se apresuró a leerlo y cuando lo hizo  sus ojos enmarcados por unas gafas de media luna se abrieron de par en par.
—Harry Potter— Los murmullos comenzaron desde ese momento, y no cesaron hasta que el muchacho desapareció de la vista de todos.

—Es increíble, no me lo puedo creer. Incluso ahora se las ha apañado para ser el centro de atención.—le comentó Jane a Athenea más sorprendida que indignada.

—Completamente de acuerdo— asintió su amiga Slytherin.

Los rumores de como Harry Potter había conseguido meter su nombre en el cáliz eran diversos y disparatados uno detrás del otro. Unos decían que se lo había pedido a alguien mayor (la opción más plausible) y otros comentaban que su cicatriz bloqueaba la magia protectora del objeto (un completo sin sentido), aunque había otras incluso peores, como la de que Harry en verdad era Voldemort y por eso había podido pasar el control de edad, o la de que Sirius Black, el fugitivo de Azkaban, había entrado en Hogwarts para que participara en la copa.

Aunque Jane y Athenea no apoyaban de forma drástica ni a Harry, ni a Cedric, las chapas y pancartas con el lema de "Harry apesta" no eran de su agrado.

—No lo entiendo, pero si son Slytherins los que han distribuido esto, no los Hufflepuff, que son los únicos con motivo.—le mencionó Jane a Athenea un día de camino a clase de DCAO

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