All I Ask

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—¿Estás seguro de esto?

Jimin veía desde la puerta de la habitación, como una maleta iba siendo llenada de ropa y artículos personales.

En un sollozo silencioso y una lágrima que se negó a ser derramada, se rompía la última esperanza de su vida. Una vida que no supo en qué momento había cambiado.

Aquella maleta iba llena, no sólo de objetos sino de recuerdos y sentimientos. Los suyos. Lo único que le perteneció por tanto tiempo y sin darse cuenta, el hombre que vaciaba los cajones a toda prisa había puesto hasta el fondo, debajo de una docena de camisas y un montón de discos viejos.

—Lo siento, Jimin. No quería que esto pasara de este modo, pero simplemente todo cambió. Será mejor que me vaya. Entiende que lo quiero a él.

—¿Y por qué a mí no? ¿Qué hice mal? Han sido años y- —suspiró para no ahogarse con las lágrimas contenidas— ¿Nunca me amaste? ¿Me amaste, Yoongi?

Las pálidas manos se detuvieron un instante y los enormes universos negros contenidos bajo espesas y oscuras pestañas miraron a Jimin con intensidad, la misma intensidad de la primera vez, hace ya unos seis años. —Sabes que sí. No habría pasado tanto tiempo a tu lado en primer lugar, si no lo hubiera hecho. Pero las cosas cambian.

—Ahora es a él a quien amas ¿no? ¿Es mejor que yo?

—Son diferentes. No trates de hacer comparación. —Metió los últimos artículos en la maleta y la cerró—. Me iré a primera hora. Lo siento Jimin. No me odies, no me juzgues. Las cosas pasan.

—De acuerdo. Entiendo que, lo que sea que él tenga, es mejor de lo que yo pude ofrecerte. Puedes quedarte esta última noche en la habitación.

—Puedo dormir en el sofá —replicó.

Pero Jimin ya estaba negando con la cabeza, antes de girarse hacia el pasillo y ocultar esas lágrimas que ya no podía contener.

—Saldré a caminar. —Su voz era gruesa y distorsionada por sobre su hombro. —Esta es tu última noche aquí, quédate con la cama. —Dio unos cuantos pasos y se perdió detrás de la puerta ya cerrada de la que una vez fuera la habitación de ambos.

Ya no más. No desde hoy, no para siempre.

Jimin había recibido un mensaje de texto hace unas semanas y un sobre con unas fotos. El mensaje no era ambiguo. "Él ya no es tuyo". Las fotos eran esclarecedoras. Se veía un primer plano de Yoongi, su Yoongi, abrazando y besando a alguien más. Tomando de la mano a alguien más, sonriéndole a alguien más.

Miró las fotos por tanto tiempo que, notó cada mínimo detalle. El chico en las imágenes era radiante, apuesto, juvenil -más que Jimin-, bien vestido y con tanta seguridad en la mirada que abrumaba. Por eso Yoongi había dejado de ser como era. Atrás quedaron las salidas nocturnas, las tardes de películas en la cama, los fines de semana de no hacer nada.

El chico era, aparentemente solo unos años menor que Jimin, pero exudaba belleza, juventud y luz. Algo que en Jimin yacía dormido. Había dejado de cuidar de sí mismo y, quizás, esa era la razón de ser desplazado. Pero eso ya no importaba.

Dio vueltas en círculos a través de unas cuantas calles, tal vez no fue mucho tiempo, pero sí lo suficiente como para dejar ir unas cuantas lágrimas y dejar que se secaran al viento. Se detuvo frente a un escaparate sólo un momento, viendo en el cristal el reflejo que le devolvía la luz de las farolas ¿Hace cuanto había sido la última vez que se tiñó el cabello? Ahora estaba del castaño oscuro, casi negro que era su color natural.

Vestía unos pantalones de deporte holgados y una sudadera amplia, ocultando lo que había debajo ¿Por cuánto tiempo ya, había dejado de usar skinnies y camisas? Seguía teniendo ese trasero de durazno que lo caracterizaba, las piernas de bailarín y la cintura de avispa. Quizás tanta tela había ocultado demasiado su figura.

The last night |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora