What if I never love again?

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Un jadeo se desgarró de la garganta de Jimin, cuando la bata fue suelta por el nudo y las manos tibias de Yoongi acariciaron el firme vientre.

—¿Por qué?

Jimin sabía a qué se refería la pregunta, sabía lo que realmente Yoongi estaba preguntando, mientras besaba el contorno de su ombligo y apretaba su cintura. ¿Por qué se hacía eso a sí mismo? ¿Por qué se empeñaba en una última noche juntos?

—Porque eres lo único que me importa. El único que me conoce bien y la única persona a la que puedo ir. No es que esté pidiendo nada. No hay mañana para nosotros, pero sí puede haber un ahora, es lo que quiero. Cuando amanezca, puedes irte sin mirar atrás, sin reproches, sin culpas.

—Lamento no habértelo dicho antes. —Se excusó Yoongi, a la vez que lamía el tierno y sensible agujero sobre el vientre de Jimin y ahuecaba las suaves nalgas en un firme apretón con la misma fuerza con la que Jimin apretaba las negras hebras de su cabello. —Pero, por alguna razón no podía decirlo y verte sufrir.

—Y aun así... ya no importa. Ahora, solamente presta atención a esto, al momento. Sin palabras vacías. Porque si después de ti ya no vuelvo a amar, al menos esta será una lección de amor y no estoy pidiendo tus disculpas.

Jimin sintió como era arrastrado al regazo donde había descansado tantas veces antes y se alejaba de la bata que ahora era un montón arrugado en el suelo. Las manos grandes recorrieron su cuerpo y las pequeñas suyas se aferraron con todo a los hombros vestidos de Yoongi, antes de que todo se volviera un borrón sin sentido de quejidos, jadeos y bajos gemidos de su parte.

En algún lugar de la ha habitación estaban las prendas de Yoongi y en un momento confuso el cuerpo de Jimin había sido dejado de espaldas sobre el colchón mullido. Sintiendo la piel rozar con piel y el calor aumentar apenas unos grados con el peso de Yoongi aplastándolo levemente mientras Jimin derramaba su alma en un lento y pasional beso, en que se enredaban sus lenguas y se derretían sus penas.

—Hazlo, Yoongi, —pidió sobre sus labios húmedos e hinchados. —Tómame por última vez.

Jimin esperaba la prisa y el apremio de la lujuria. Sabía que al menos todavía podía hacer que el cuerpo de Yoongi reaccionara al suyo y pensó que el acto sería rápido y un tanto incómodo para el hombre que probablemente se esforzaba en pensar en su nuevo amante mientras lo tocaba a él. Pero no hubo nada de eso. Las caricias fueron lentas y minuciosas. Tocando en cada rincón exacto donde la piel era más sensible y depositando besos de labios abiertos en las áreas más necesitadas.

—Hueles a tus flores favoritas, —le dijo Yoongi, mientras inhalaba el aroma del jabón sobre la piel de su cuello y dejaba marcas violáceas sobre los finos lunares. — Hueles a primavera y amapolas.

Jimin se mordió un sollozo y jaló el cabello de Yoongi con fuerza cuando sintió los húmedos y fríos dedos que entraban en su cuerpo, lenta y dolorosamente, abriendo el camino hasta la masa de nervios que le hizo estremecerse de nuevo y arquear la espalda tratando de mecerse al ritmo del placer. Se lo estaba tomando con calma, como la primera vez que lo hicieron, cuando Jimin era un chico inexperto y se entregaba por primera vez al amor.

Gimiendo desesperado, lanzó un gruñido lleno de exasperación —Deja eso ya, Yoon. No tenemos todo el tiempo del mundo.

Yoongi no lo escuchó. Siguió abriéndolo despacio y besando los firmes botones marrones en su pecho, lamiendo caminos hasta su clavícula y mordisqueando huellas húmedas hasta su ombligo. Como ya sabía hacerlo de memoria, como creyó que lo había olvidado desde que tenía a alguien más.

—Shhh, —le calló dulcemente Yoongi —. No hay apuro, además de que... —vaciló un momento, como tanteando el peso de sus propias palabras —ha pasado un tiempo.

The last night |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora