Un Amor Difícil

21.

3 Años más tarde

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Bahréin se extiende ante mí, bañado por la implacable luz del sol del desierto. A mis 20 años, me encuentro en mi segunda temporada en la Fórmula 1, pero las sombras de la ansiedad y la presión siguen nublando mi camino. 

El clima árido refleja la tensión que se cierne sobre el paddock, mientras los destellos de las cámaras y las expectativas se mezclan en el aire.

Este no es el escenario ideal. Sigo en uno de los peores equipos de la parrilla, y las demandas de resultados se vuelven más pesadas cada día. Mi enojo crece, no porque me falte determinación, sino porque me enfrento a la dura realidad de no tener un auto lo suficientemente rápido para competir con los líderes de la categoría. Los jefes de equipo insisten, la prensa escudriña.

Mientras tanto, Scarlett, se encuentra aquí para la promoción de su nueva película, "The Avengers". Me encanta que mi mejor amiga ahora sea un a estrella de cine y que lo incluyeran en los próximos proyectos por estar encantados con su actuación y forma de darle vida a su personaje; sin duda alguna ayuda mucho que mi mejor amiga sea la bellísima y talentosísima Scarlett Johansson. 

*Nota mental: agradecer que se lleve los reflectores y preguntas de los entrevistadores mientras paseamos por el paddock. 

Eso me ayuda un poco con toda la ansiedad que me da por las cosas que se dicen de mi acerca de mi temporada pasada y de la nueva temporada; que espero que sea mucho mejor que la anterior.

*Flashback*

Caminando por los pasillos de las instalaciones de Alfa Romeo en Turín, Italia, el eco de mis pasos resuena en las paredes que han sido testigos de tantas historias del automovilismo. Las banderas ondean con la emblemática insignia de Alfa Romeo en cada esquina.

Me encuentro a las puertas de una reunión crucial con los jefes del equipo y parte de mi equipo técnico. La sala de conferencias está impregnada de anticipación y seriedad, un ambiente que contrasta con la majestuosidad de la ciudad de Turín fuera de estas paredes. Mi mente retrocede, recordando la primera temporada con Alfa Romeo, una montaña rusa de emociones y aprendizaje.

La revisión de la temporada despliega ante nosotros un collage de resultados. Mis tres séptimos lugares se destacan como los picos más altos, seguidos de octavos, dos novenos y un décimo. Pero no puedo pasar por alto los choques en cuatro carreras, dos consecutivos que nos costaron no solo puntos, sino también una buena suma de dinero.

En la sala de reuniones, mi voz se eleva para explicar los altibajos de la temporada. Comienzo con entusiasmo, describiendo el inicio de la temporada donde el auto se sentía como una extensión de mí mismo: liviano, con un agarre perfecto, veloz en las rectas y estable en cada curva. Los resultados iniciales fueron prometedores, pero luego de una mejora en el vehículo, todo cambió.

La mejora que se suponía que elevaría nuestro rendimiento tuvo el efecto contrario en mi manejo. Me costó adaptarme, y a medida que luchaba con el auto, mi compañero de equipo me superaba regularmente. Las palabras salen fluidamente mientras detallo los desafíos técnicos que enfrenté y cómo esos problemas impactaron mis resultados.

La reunión salió mejor de lo esperado los jefes estuvieron de acuerdo en que se debió de estudiar mejor la mejora hecha en la temporada para que ambos pilotos nos adaptáramos de los mejor posible al auto. Así que durante todas la vacaciones de invierno estuve regularmente desde las cálidas mañanas hasta las heladas noches metido con los ingenieros analizando los datos de cada una de las carreras, viendo las onboards de cada carrera detallando cada movimiento que hice, explicando los fallos y aciertos que tuve con el auto, tratando de dar datos eh ideas para que los diseñadores e ingenieros del auto de la próxima temporada lo tuvieran en cuenta y lo utilizaran como ayuda.