4. El después

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Lunes por la mañana. El ambiente en la academia era normal a ojos ajenos, pero había una tensión entre Chiara y Violeta que no había hecho más que aumentar desde la comida de empresa.

Era mediados de septiembre, lo que significaba que empezaban oficialmente los montajes y ensayos de las coreografías para el festival de Navidad que, año tras año, organizaba la academia.

Ese año, como novedad, se había propuesto preparar coreografías conjuntas con varios rangos de edad, para que así se vea representada la inclusión, pluralidad y evolución que la prestigiosa academia podía ofrecer tanto a alumnos como a profesores que, un día, fueron lo primero.

Noemí había publicado en la sala de reuniones un cuadrante con las clases que colaborarían los próximos meses. Violeta tenía muchas ganas de ver con qué grupo trabajarían sus peques, pero iba a tener que esperar hasta después de comer ya que no tenía ni un solo hueco.

Llegó a la academia sobre las ocho y cuarto. A las ocho y media tenía una clase de baile urbano para adultos y jóvenes que querían empezar a bailar. A las diez menos cuarto tenía una tutoría con una de las madres de sus alumnos. A las once y media tenía una reunión con Noemí, Mamen y Manu para ultimar los detalles de la gestión y división de tareas de cara al festival de invierno. A la una menos veinte se reunirían con el equipo docente para asignarle a cada uno su tarea. A las dos y cuarto había quedado con Pol y su pareja, Aaron, en el bar de al lado de la academia. Aaron volvía de Nueva York esa misma semana, había estado viviendo allí los últimos meses junto al cuerpo de baile de Antonio Banderas, que dio una gira internacional que por fin volvía a España.

La mañana había transcurrido tal y como la esperaba, la comida fue muy amena y la compañía inmejorable, no se le ocurría un día más perfecto que ese; era tal y como imaginaba su futuro de pequeña, reuniones, clases, amigos y, sobre todo, mucho baile.

Por fin podía ir a ver los grupos para las actuaciones de bai...

- ¡ME CAGO EN MI PUTA VIDA!- se escuchó a Violeta maldecir en toda la academia- Noemí va a escucharme. Anda que ponerme con la mosquita muerta con acento de tener una polla metida en la boca.- Era más que evidente con qué profesora tendría que coincidir los próximos meses, y todavía lo era más el quién había decidido que así lo fuera.

-Vio, ¿se puede saber qué te pasa?- Era Mamen, no necesitó girarse para identificar ese acento andaluz y ese tono de preocupación. Mamen la había criado y había confiado en ella cuando ni siquiera ella misma lo hacía. Mamen era familia, Mamen era la persona correcta para desahogarse sin miedo.

-Mamen, ¿te puedes creer que me han puesto con la gilipollas de la becaria nueva?- le dijo con un tono entre el enfado y el lamento- Estoy segura de que esto es cosa de Noemí, que se cree que si nos aguantamos durante tres meses vamos a ser amiguísimas del alma. Pero es que no la soporto. Es arrogante, invasiva, narcisista, caprichosa.. ¡Ugh!

-A ver, cariño- Mamen no sabía qué hacer para calmarme- ¿puedes relajar el culo y explicarme lo que te pasa? Explícamelo así, como pa' tontos, que yo te entienda. Porque estoy más perdida que un tampón en el culo.

- Ay, Mamen, perdón.-frenó Violeta su verborrea- Pues que han puesto a mis niños con el grupo de la nueva becaria, y no nos aguantamos.

-¿Y eso es la cosa tan horrible que ha hecho Noemí?-dijo Mamen incrédula- No te pego un tirón de orejas porque ya lo va a hacer ella cuando vayas a quejarte.

-Es una chorrada, ¿no?- Mamen asintió.

Violeta se sentó en el suelo y metió la cabeza entre las piernas.

-A ver, cielo, pero no llores, que no pasa nada.-intentó consolarla la más mayor.

Cuando ya Mamen se estaba empezando a preocupar, se escuchó una carcajada enérgica por parte de Violeta, que lejos de llorar, reía por lo surrealista que le parecía la situación.

Should we kiss? // KIVI fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora