2. El encuentro

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Chiara miró su reloj, y se dio cuenta de que llegaba tarde. Solo era su segundo día, «Madre mía, se van a pensar que soy una irresponsable», pensó.
Había salido de casa con tiempo, pero se había distraído por la academia, admirando las salas, los vestuarios, y la gente. Era su segundo día en la academia de baile, y estaba emocionada por ver las caras de sus nuevos compañeros y profesores; aunque realmente no los iba a conocer hasta la comida de inicio de curso.
Había conseguido una plaza para estudiar y enseñar en la prestigiosa Academia de Baile Noemí Galera, y quería aprovechar al máximo la oportunidad. «Pero llegando tarde no lo vas a conseguir, burra» se dijo.

Fue de nuevo a la recepción para saber donde daría la primera de sus clases. Allí le entregaron su carnet de acceso, para poder ir a ensayar a la hora que quisiera, y un mapa orientativo de la academia. Le dijeron que su sala era la número cuatro, y que tenía que ir a presentarse a Victoria, su tutora, que la estaba esperando. Chiara les dio las gracias, y se dirigió a su sala.

Sin embargo, se perdió por los pasillos, y no encontró la sala correcta. Vio un cartel en el que decía "Sala 6", y pensó que quizás se había equivocado de número, ya que escuchaba música dentro. Abrió la puerta, y entró.

La sala estaba iluminada por la luz natural que entraba por las ventanas. Había un gran espejo en una de las paredes, y un equipo de música en una esquina. En el centro de la sala, había una chica pelirroja, de ojos oscuros, y cuerpo esbelto, que bailaba con violencia y elegancia. Llevaba un maillot negro, unas mallas grises, y unas zapatillas de baile.

Chiara se quedó boquiabierta, al ver la belleza y el talento de la chica. No pudo evitar quedarse mirándola, hipnotizada por sus movimientos. Durante ese trance en el que entró, Chiara se tropezó y perdió el equilibrio. Aquella chica, al darse cuenta de que alguien la observaba, se giró y frunció el ceño al ver a la pelinegra.

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? - le preguntó, con voz fría.

-Hola, me llamo Chiara. Soy nueva en la academia. Estoy buscando mi sala, pero creo que me he equivocado. Lo siento, no quería molestarte. - se disculpó Chiara, con voz nerviosa.

-Pues ya lo has hecho. Esta es mi sala, y no me gusta que nadie entre sin mi permiso. Así que, por favor, sal de aquí, y déjame en paz. - le dijo la muchacha, con voz dura.

-Vale, vale, no hace falta que te pongas así. Ya me voy. Pero no es para tanto, solo ha sido un error. No tienes que ser tan borde. - le dijo Chiara, con voz ofendida.

-¿Me estás llamando borde? ¿Y tú quién te crees que eres? ¿Una estrellita que viene a deslumbrar a todos con su sonrisa? Pues déjame decirte una cosa, aquí no vas a triunfar con esa actitud. Aquí se viene a bailar, y a trabajar duro. Así que, si no quieres que te ponga en tu sitio, más te vale largarte de una vez. - le dijo aquella chica, con voz furiosa.

- No me vas a intimidar con esa mirada. Aquí se viene a disfrutar, y a expresarse. Así que, si no te importa, ve tú por tu lado y yo iré por el mío. - le dijo Chiara, con voz desafiante.

Así se inició un intenso duelo de miradas entre las dos, que acabó por convertirse en una pelea muda . Chiara y la pelirroja se lanzaron sin una sola palabra  insultos, reproches, y amenazas, sin importarles el lugar en el que estaban o el tiempo que pasaba. No se dieron cuenta de que alguien había entrado en la sala, y las estaba observando con asombro. Era Noemí, la directora de la academia, que había ido a buscar a Chiara, al ver que no había llegado a su clase. Al ver la escena, se quedó sin palabras, y decidió intervenir.

- ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué significa este percal? - les preguntó, con voz severa.

Ambas se callaron, y se miraron con odio. Luego, se giraron hacia Noemí, y se quedaron sin saber qué decir. Noemí las miró con decepción, y les dijo:

Should we kiss? // KIVI fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora