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los sollozos se escuchaban por toda la sala; no parecía aproximarse un final a esto.
La culpa que sentía la enfermera era excesiva, pero estaba cansada de lidiar con alguien que su destino era morir. El guardia no podía con su mente al momento de recordar la escena que había presenciado, sin olvidar la culpa por no poder haber hecho algo para salvar la vida de Marie.

La escena se repetía una y otra vez en su cabeza, sin dejarlo tomar descanso. Fue algo que no podrá superar en su vida.

Todo se resumía en el cuarto de la paciente; su cuerpo sin signos vitales y estático en su camilla; pareciera que estaba dormida a simple vista, pero al observar su rostro era todo lo contrario. Al otro lado de la habitación estaba la enfermera con una almohada en manos observando detenidamente su cometido; el asesinato del causante de su dolor de cabeza.
Era más que evidente que la había asfixiado hasta acabar con su vida.
Al principio, se notaba algo aliviada al ver su cuerpo reposando sin respiración alguna; pero sus nervios no fueron de esperarse al tomar cierta conciencia, además de percatarse de la presencia del guardia.
Casi de inmediato soltó la almohada de sus manos manteniendo en esa misma posición, visualizando completamente al guardia estática.
Este no podía apartar la mirada de Marie, la cual estaba completamente sin movimiento. Lo que causaba cierto terror en el era la expresión que tenía su rostro; pareciera que había intentado quitarla de encima pero al no tener las suficientes fuerzas no fue posible.
La enfermera comenzó a perder su cordura al momento de razonar ante sus actos; había matado a alguien sin motivo alguno o por un motivo bastante estúpido.
Estaba llena de miedo al mirar al guardia estando de pie en el marco de la puerta. No creyó que todavía estuviese ahí para cuando marcaban las 4:00 a.m.
Sus nervios aumentaron al escuchar las pisadas del guardia del cual no despegaba su mirada.
Este se acercó hasta la camilla dónde se encontraba el cuerpo de aquella chica. Solo se hincó y comenzaron a brotar lagrimas de sus ojos, convirtiéndose en un llanto por parte del gran hombre.

Recordando todo esto, no era capaz ni siquiera de formular alguna frase o palabra; solo sollozaba por la muerte de Marie, la cual le proporcionó infinidad de recuerdos; algunos lindos de recordar y otros que en otras ocasiones quisiera olvidar. Llegó a sentir un sentimiento paternal al momento de convivir con ella, y al enterarse de su manera tan cruel de morir un dolor en su corazón se hizo notar.

Pero un ruido fuerte hizo que ambos intentaran callar su llanto, fue una clase de golpe o algo similar proveniente de la puerta de la chica que había fallecido.
Esto hizo extrañar a los presentes en aquella sala. Callaron su llanto por completo, y casi al instante ambos se pusieron de pie.
El gran guardia procedió a acercarse a aquella habitación asegurándose de que no se tratara de un tercero o algún animal que esté escabullido por aquel lugar. La enfermera se posicionó detrás del guardia con el mismo objetivo.
Estando cerca de la puerta del cuarto de Marie, el hombre procedió a abrir con gran cautela la puerta sin emitir ruido alguno.
Asomó su cabeza por el marco de esta, y quedó paralizado casi al instante al notar algo peculiar en aquella habitación.
Sus ojos se abrieron como platos, notando un breve temblor en ellos. No se podían despegar de ahí.

- ¿que sucedió? -

preguntó la enfermera entre susurros, en caso de que fuera una amenaza lo que se encontraba en aquel cuarto. Al no recibir respuesta, por su propia cuenta asomó su cabeza por detrás del cuerpo del guardia. Esto ocasionó la misma reacción que tuvo su contrario, la diferencia fue el miedo reflejado en sus ojos al mirar aquello que estaba en la habitación.

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⏰ Última actualización: Jun 19 ⏰

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