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─ Éste folleto tiene información sobre las pastillas anticonceptivas y cómo tomarlas de manera segura, háblalo con tu madre, y ajá

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Éste folleto tiene información sobre las pastillas anticonceptivas y cómo tomarlas de manera segura, háblalo con tu madre, y ajá.

— Mi mamá ya sabe que tomo pastillas.—miente Rashta, pero los otros no saben que lo hizo, porque el rostro neutro de la menor indicaba eso, seriedad. Tal vez era una buena mentirosa porque no indagaron más sobre eso.

— Okay, antes de tener cualquier actividad sexual verifiquen si los condones no están caducos o rotos, si va a ser su primera vez utilicen la de perrito— no pudo terminar porque Navier suprimió sus labios, evitando una sonrisa.—. ¿Dije algo gracioso?

— Mi primera vez fue con la del misionero.

— Porque tú tienes pene, idiota, por la seguridad de Rashta háganlo de esa forma, no lo hagan tan duro si no quieres desgarrarla, no lo metas todo si no quieres desgarrarla, y no seas brusca, si no quieres desgarrarla.

— Lo que menos quiero es hacerle daño a Rashta.—la mayor entrelazó sus manos, viéndola con una sonrisa, que fue aceptada.

— La primera vez será dolorosa, si, y tal vez no puedas caminar, te duelan las piernas porque según tengo entendido, el tamaño de Navier es...-

— Las poderosas 10 pulgadas—Rashta alza una sonrisa, que hace que Sovieshu voltee a ver a la rubia para que le recodara que no eran pareja.—. Es solo que una vez lo vi, y tuve la curiosidad de medirlo.

— ¿Por qué decidiste hacer eso? ¿Tenias alguna razón?

— Curiosidad, pero al parecer no fue nada, míranos, reforzamos la amistad. —el mayor de todos cierra sus ojos y acaricia sus párpados, tratando de no reír ante los comentarios fuera de lugar de la menor.—. ¿Entonces podremos tener relaciones sexuales ya?

— Toma primero las pastillas y verifica que no te hagan nada malo, luego, tienes que ir con el ginecólogo, hacerse exámenes para saber si tienen alguna enfermedad sexual o algo así.

— Cuando tuviste sexo con esa tipa usaste condón, ¿Verdad?

— Tengo cara, pero no estoy —Navier volvió a ver a la menor con una sonrisa típica en forma de corazón, posando para ella, pero la otra solo la vio seria.— Fueron de marca Playboy, revisé si no estaban rotos, verifiqué que ella tomara pastillas y al final de todo vi si el condón no estaba goteando.

— Así me gusta, Navi, así me gusta.—dijo Rashta.

El mayor miró a Navier, indicándole que le estaba diciendo '¿Así o más gobernada?' y después volvió a ver a la menor, que miró con una gran sonrisa a ambas mayores.

— Ya he ido con el ginecólogo y me he realizado exámenes, tomaré las pastillas, aunque hasta ahora sé que no soy alérgica a ningún medicamento.

— Es tierna, linda, una masita, inteligente, directa, ¿Qué hizo mi sobrina para ser tu mejor amiga? Oh, ya sé, reprobar año.— al parecer toda la familia seguía enojada con Navier por haber fallado de año, cosa que notó Rashta al momento de ver el gesto triste de su mejor amiga.

Bajó su cabeza, y comenzó a jugar con su pantalón deportivo, moviendo su pie de un lado a otro. Por alguna razón a Navier le importaba mucho lo que pensara su familia de ella, de sus calificaciones y de personas que le rodeaban, incluso, tal vez a la familia Trovi le caía mil veces mejor la peliblanca que su propia hija. Tal vez por eso se frustra mucho cuando algo no le sale bien, o algo más. Estaba decida, iba a hacer algo que podría mejorar el día de la mayor.

Rashta se levantó, sujetó la mano de Navier y miró al doctor con una sonrisa.

— Nos vamos, gracias por atendernos y por las pastillas— una reverencia al mayor, después de dirigió a la mayor para darle un piquito en la comisura de labios y después poner sus manos en sus anchos hombros.—. Vamos a mi casa, ¿Si?

Una anonadada mayor asintiendo, y después sus labios se elevaron en una sonrisa. Sabía que los besos en la mejilla alegraban a Navier, pero esta vez perdió el equilibrio y no hubo otra opción más que besarle ahí. Se fueron del consultorio con sus manos entrelazadas, la mayor sonriente, nada podría empeorar su día desde ahora, pero eso no era lo que le iba hacer Rashta para poder alegrárselo.

— ¿Para qué vamos a tu casa?— Navier pasa su tarjeta para subir al camión, después de que Rashta hizo lo mismo. La menor se sentó, y la rubia se quedó parada al lado de ella para que nadie más estuviera junto o cercano a su presencia. Ya habían pasado varios episodios cuando Navier se sentaba en otro lugar, uno que otro pervertido acariciándose sobre la menor, y obviamente ninguna quería que eso volviera a pasar, así que idearon esos planes (en los que Navier siempre se ofreció para la seguridad de Rashta).

Si iban paradas la rubia tendría que estar siempre pegada a la menor, casi abrazadas, y si Rashta iba sentada Navier se paraba al lado de ella, aunque hubiera lugares libres. Total, otras personas lo necesitarían, pero no todos podrían proteger a la más pequeña.

— Te tengo una sorpresa.

— No te escuché, ¿Qué dijiste?

Rashta volteó a ver a la mayor, pero solo vio su estómago y casi sin querer bajó su vista hasta la entrepierna de Navier, que estaba siendo tapada por sus pantalones de chándal. Ella tosió, y la mirada de la menor fue a sus ojos.

— Te tengo una sorpresa, lo sabrás en cuanto lleguemos.

Y la mayor se quedó con la duda en todo el viaje. ¿Sorpresa? Los ojos de la rubia fue hasta el celular de la menor, que estaba viendo sus redes sociales. ¿Volvió a tener saldo? Porque ella no. Iba por la vida sin poder hacer llamadas porque la otra se los gastaba cuando le compartía los datos a su celular, le descargaba música o descargaba juegos, pero quién se le podría negar a Rashta.

Era cierto lo que había dicho el mayor, ¿Quién iba a negarle algo a la menor cuando ponía ese lindo puchero y sus ojos casi lagrimeaban, haciéndola ver más tierna? Porque Navier no podría.

Tal vez por eso al final del día no tenía ni dinero, ni saldo, ni energías por la menor, que le gastaba todo eso.

Para muchos Rashta era una aprovechada, pero la rubia nunca se negaba a que su mejor amiga tuviera las manos vacías. Su política de 'si te gusta algo, y veo que te gusta, eso ya estás comprado' al parecer era algo riesgoso para su salud, porque a la menor se le iluminaban los ojos con cada cosa que veía y Navier nunca aceptaba un no.

"— Yo sé que quieres ésta funda de Steven Universe.

— A mi ni me gusta Steven Universe.

— Pero sé que la quieres."

Con razón nunca la veía con esa funda. Navier frunció su ceño cuando recordó esa conversación, y pensó en pedirle la funda a la menor para por lo menos, venderla.

─ Navi, llegamos. ─bajaron del transporte, y caminando por dos minutos llegaron a la casa de Iskua, mientras Navier se seguía preguntando qué iba a hacer la menor.

Cruzaron la puerta, evadieron el pastel de chocolate de la mamá de Rashta (pastel que Navier iba a aceptar en cuanto se fuera) y se encerraron en el cuarto de la menor, deleitando las fosas nasales de la rubia.

Siempre iba a amar el olor de su mejor amiga, deleitarse con el, era increíble ese olor a fresas que le encantaba. Abrió sus ojos con felicidad, y se sentó donde le indicó Rashta.

Su sonrisa se fue borrando poco a poco cuando sintió la entrepierna de la menor rozar con su miembro, que solo estaban siendo separados por su ropa. Rashta por sus bragas y Navier por su pantalón de chándal. Tragó saliva fuerte, y cerró sus ojos, no mirando a la menor.

— Navier. ─Fue un gemido, definitivamente fue un gemido. Sintió que estaba a medio endurecerse, pero tampoco quería parar los leves movimientos de la menor en su entrepierna. — Mírame, si no me miras, no sirve de nada.

─ ¿Qué?─Abrió sus ojos, y el rostro enrojecido de la menor fue suficiente para hacerla endurecer por completo.

— ¿Crees que pueda chupártela hoy?

— ¡¿Qué?!

𝕯𝗜𝗘𝗧 𝗢𝗙 𝗦𝗘𝗫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora