"He dicho que qué coño haces aquí" gruñó Zoro.
Una fina luz gris se reflejó en su cara mientras avanzaba. Sanji se apartó el pelo de los ojos, con los mechones volando hacia atrás mientras evaluaba el espacio cada vez más corto que había entre ellos. "No quiero estar aquí mas de lo que tu me quieres aqui". Intentó aplacarle. No era tan tonto como para no darse cuenta de lo que estaba pasando.
"Lo dudo", los dientes de Zoro aparecieron, rasgándose los labios "Sólo con verte, me dan ganas de destrozarte". Su odio goteaba a través de su expresión. Ojos marrones llenos de furia mientras observaba al pobre Sanji. Un tigre observando al ciervo con la pata rota. "No hay guardias para salvarte ahora."
La vacilación se desvaneció, como solía ocurrir con Zoro. La lógica se perdió ante el rugido de la sangre en sus oídos. Carcomiendo los dolores y molestias. "Inténtalo".
"Nunca deberías haber venido aquí". Y con su advertencia Zoro lanzó el primer puñetazo.
Ya no hay vuelta atrás. Sanji esquivó dos veces antes de golpear el lateral de la pequeña celda; sobreestimando dramáticamente la anchura de su recinto. Incapaz de correr, el puño de Zoro conectó con su mejilla. Joder. La cabeza de Sanji se balanceó hacia un lado. Zoro golpeó como un tren de mercancías, pensó Sanji a través de una visión aturdida. Más fuerte que Diamante y que sus padres, tanto el adoptivo como el biológico. Aspiró aire. Con la lengua comprobó si aun tenía todos sus dientes mientras se tambaleaba hacia un lado.
Ya había sangre sobre sus labios. Zoro lo observó, vibrando con violenta energía mientras sus enormes brazos se alzaban defensivamente sobre su rostro. Sanji se dio cuenta de que le había visto luchar. Había visto cómo su patada rompía la mandíbula de Diamante. Por desgracia para Zoro, era más que un pony de un solo truco. Su talón cayó y Zoro se dobló, con la rótula desplazándose de su sitio.
Sanji sonrió y se apresuró a apuntar a la otra pierna, pero fue detenido por un puño oscilante. Cayó de espaldas, con las manos apoyadas en el suelo polvoriento para dar una patada y golpear la cara de Zoro.
Se dio por satisfecho con la sangre roja que decoraba su zapato. Había sorprendido a Zoro, que retrocedió tambaleante, conmocionado. La cara escarlata donde su pie había conectado.
"¿Qué coño?" murmuró Zoro, frotándose la nariz con la muñeca y con los ojos escudriñando el cuerpo de Sanji para averiguar cómo podía moverse como lo hacía.
Se lanzaron el uno contra el otro. Pies y puños difuminandose en el aire entre ellos. Para horror de Sanji, Zoro fue capaz de acorralarle, con fríos barrotes a su espalda. Sólo pudo tensarse mientras el puño de Zoro volaba.
Bam
Sanji jadeó, frotándose el moratón que le pintaba las costillas de negro. Su pecho se agitaba luchando por hacer pasar el aire a través de sus dañados pulmones. No estaba seguro de cuántos golpes directos podría aguantar.
Zoro estaba sonriendo, algo desagradable. Malvado en su cara. Fenómeno. Cuando los labios de Sanji se fruncieron con disgusto, se dio cuenta de que también había estado sonriendo. La adrenalina se estaban convirtiendo en auténtico placer. Perdió un segundo disfrutando de ello. Había nacido luchando, pero no recordaba haber disfrutado antes de una pelea, no así. El cuerpo lleno de calor y adrenalina. Casi incómodo por asociar algo bueno con Roronoa, su mano subió desde sus costillas doloridas para tratar de frotar la sensación de su pecho.
Los siguientes movimientos fueron borrosos, más basados en el instinto que en la técnica. Le invadió una necesidad imperiosa de dominar, ansiando verle pulverizado bajo sus pies. Le dolía.
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Atrapado - Zosan
FanfictionPrision AU. Zoro, un compañero de prisión que lo odia a muerte, le interesa más de lo que quisiera. ¿Podrá encontrar la salvación en el infierno antes de que lo destrocen? De CigaretteDaydreams en ao3, yo solo traduzco de inglés a español . El arte...