porque te amo

Capítulo 15

Si quería irse debía hacerlo ahora.
Era obvio que Sejanus no se iría con él, de igual modo Tigris.
Podia volver a la cabaña llevarse sus cosas y tomar el primer tren al capitolio a primera hora.
Solo tendría que decir que no se iria, no ahondaria en detalles y por la noche saldría para el 12.

Pero algo en su corazón le dolia, había algo que lo frenaba al ver el rostro angustiado de Lucy gray, esperando firmemente su respuesta, y se preguntó si no era una opción que ella se fuera con él.
Pero era obvio que no, Lucy gray era un pajarito libre, y el capitolio seria su jaula.
Entonces se trago el dolor y se acercó a Lucy gray.
- Hey, no me iré mi amor. No ha cambiado en nada mi sentir de casarme contigo, soy tuyo y tu eres mia, lo recuerdas? Esta escrito en las estrellas. - dijo tomando el rostro de Lucy gray entre sus manos mientras le limpiaba las lágrimas.

pero aunque Lucy gray habia mostrado su dolor, lo hizo con la cabeza en alto.
Jamás le rogó, solo espero pacientemente, aunque le doliera.

Coriolanus escuchaba en su cabeza una vocesita parecida a los susurros de Lucy gray, que le decia, ~Quedate ~
Quedate, QUEDATE!.
La pequeña voz en su cabeza era como esos horribles pajarracos llamados sinsajos que repetían todas las frases convirtiéndolas en una especie de melodia aterradora.

~Quedate ~ siguió escuchando todo el camino de regreso a la cabaña.
Lucy Gray ya estaba mas tranquila pero aun habia una sombra de duda e inseguridad en sus ojos.
No era una tonta, sabía que Coriolanus no dejaba pasar esas oportunidades, no sin pensarlas a fondo.
Pero prefería pensar positivo, como dijo Tigris. que realmente él la amaba y que no se iria.

Llegando a la cabaña, quisieron pasar esa tarde en el lago pescando y nadando.
Y aunque no se habian puesto de acuerdo o habían hablado al respecto, todos parecían tratar de aliviar la incomodidad de pensar en esa carta.

Tigris y Sejanus sabían que Lucy Gray y Coriolanus necesitaban hablar a solas,
y era urgente.
Entonces, se excusaron diciendo que irian a ver si encontraban al siervo precioso que habian visto Coriolanus y Sejanus, ya que Tigris quería verlo.
Entonces salieron lo mas pronto posible de la cabaña.

Lucy Gray estaba sentada en la pequeña salita de la cabaña mientras remendaba un vestido que le quedaba muy largo.
Estaba muy callada, era obvio que ella seguia pensando en la carta.
Coriolanus quien miraba en la puerta a Tigris y a Sejanus alejarse poco a poco, se metió, cerró la puerta de la cabañita y se sentó cerca de Lucy gray.
Quién se veia extraña aún mas allá de su miedo.
Coriolanus se acercó a ella.

-Estas bien, primor? - pregunto mirandola a los ojos.
Lucy Gray dejo de coser y lo miro.
- No. No estoy bien.
De verdad quiero creerte, Coriolanus, pero no puedo! Tu sabes que la confianza es todo para mi, y desde el momento que te mostré la carta... Fue como si ya no confiara en ti. -
Si, era obvio que ella sabia que él se iria en algún momento.

- Lo se, y lo entiendo a la perfección.
No es tu culpa no confiar en mi,porque me lo he ganado.
Se que es difícil creer que amo a alguien mas allá de a mi mismo, pero contigo no me pareció imposible.
Hay algo en ti que me atrae como a las tontas moscas les atrae la luz.
Amo escuchar tu voz mientras cantas en la fogata junto a mi.
Amo verte reir con Tigris mientras toman un té y charlan.
Amo ver tu hermosa sonrisa cuando vuelves del prado con un enorme ramo de flores entre las manos.
Amo ver como tu rostro se ilumina cuando haces lo que amas.
Amo que me llames cariño, amor mio y pastelito de nata.
Amo que sacas mi parte dulce aun inconsistentemente.
Amo verte intentando enseñarle a Sejanus como bailar.
Amo ver como te esfuerzas en hornear una tarta que sea comestible. - soltó Coriolanus con una sonrisa.

Y era verdad, cada maldita palabra que le acababa de decir a Lucy gray era real.
~La amas, quedate~ seguia diciendo la voz en su cabeza, a la que intentaba matar a toda costa.
~NO PUEDO QUEDARME ~se repetía una y otra vez.
Hasta que Lucy Gray lo miro totalmente enternecida.
Ya no habia sombras de temor, dolor o inseguridad. Tan sólo habia amor y ternura.