Aguas de Ensueño: El Vuelo

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Aguas de Ensueño: El Vuelo

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Aguas de Ensueño: El Vuelo

—Arian...

En lo más alto de la única roca en todo Oyn que enlazaba el cielo con los mares, yacía Liria Azur, clavada cruelmente. Sus muñecas, codos, piernas y pies mantenían una posición rígida y dolorosa, atadas por cuerdas ásperas que mordían su piel, con una comezón incesante que la hacía gritar. Su piel olivácea estaba empapada de sudor, que se mezclaba con la sangre purpurina y el brillo de la agonía en sus ojos azules, reflejando la intensa luz de los cuatro soles que asolaban a Oyn.

El calor abrasador se adhería a cada poro de su cuerpo, sintiendo como este se iba secando y agrietando, mientras esperaba la dulce espera de un final desolador: convertirse en polvo. Sus jadeantes respiraciones entrecortadas y sus cabellos azules ondeando desordenados en una cascada de filamentos empapados que caían sobre su rostro pálido y agotado, creaban una imagen bíblica como la de los mártires en la cruz, pero con el sabor a oxido hecho realidad sobre su boca.

Oyn era un planeta distante, con cuatro soles inclementes, que no solo asaban con su calor, sino que parecían lanzar llamaradas ardientes, que dejaban marcas rojizas en la piel de los Aquina, como Liria, que crispaban por la deshidratación si permanecían fuera del agua.

No obstante, lo peor no era su sufrimiento, sino lo que veía desde aquella altura: Un espectáculo desgarrador ocurría en las profundidades marinas, en aquellas aguas que la vieron nacer y la abrazaron con amor, para hacerla crecer, vivir y disfrutar, pero que ahora se convertía en una asesina. Arian, su amado, luchaba bajo las aguas. Sus alas negras danzaban inertes sobre la superficie, pintándola de una tonalidad oscura como la brea, en conjunto con un plumaje desparramado, como si fueran pétalos en el ataúd de un entierro.

Arian, se esforzaba usando sus manos, intentando cortar las cadenas de oro macizo que le ataban los pies, pero cada esfuerzo parecía en vano. Parecía debatirse entre intentar quitárselas y tener que dar brazadas para evitar hundirse más, pero Liria sabía que era una batalla perdida.

—¡No! ¡Por favor, no! ¡Arian! —Los alaridos de ella, parecían desgarrarse desde su alma.

El agua dorada que normalmente relajaba y abrazaba se transformaba en un tormento. Y por primera vez, odio el reflejo de los soles sobre la superficie. Hace un momento, había visto por primera vez la noche y probado las aguas dulces y le gustó, eran el símbolo de su amor, el mismo al que estaban matando.

Entonces ocurrió, el momento exacto en el que la vida se entregaba a la muerte. Los ojos de Arian se conectaron con los suyos, una despedida garrafal y despiadada que le tocó el alma.

¿Cómo llegaron hasta ese punto?

Amaba a Oyn con sus vastos cielos y océanos, pero nunca creyó que lo que llegó amar como nadie, un día se convertiría en su verdugo...

En el mundo de Oryn, un reino formado por vastos mares y cielos interminables, existían dos razas principales que se hallaban en un constante conflicto: los Aquina y los Celinios.

Truco o Trato: Una Antología de Horror.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora