Físico

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1'85 de altura.
Voluptuosa.
Misteriosa
Inolvidable
Elegante
Femenina
Blanca (Bronceado saludable y elegante)
Ojos Azules (super intensos)

MisteriosaInolvidable EleganteFemeninaBlanca (Bronceado saludable y elegante)Ojos Azules (super intensos)

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Pelinegra AZABACHE.
Sonrisa Hermosa
No envejece.
Pecas
Tonificada.
Cintura pequeña
Lampiña
Femenina
Siempre erguida
Atlética
Pómulos altos.
Lunar en el labio superior.
Hermosa era quedarse cortó.
Despampanante DIOSA.
Alta
No hay nada de ella que no sea perfecto.
No necesita maquillaje .
Decididamente Curvilínea
Siempre parece más joven de los que es

Sus ojos eran de un hermoso azul, sus labios eran regordetes, simplemente hermosos y besables. Su cuerpo era esbelto y tonificado. Sus brazos eran delgados. Sus pechos eran grandes y turgentes con unos lindos pezones rosados. Su estomago era liso y estaba tonificado. Sus caderas eran anchas y su cintura pequeña. Su trasero era grande y alegre y sus piernas eran largas y esbeltas.

Como la describen:

Era tan hermosa que no hay palabras para describirla, incluso la belleza de derrocar un reino sería un eufemismo, todo lo que pudo decir fue que en el momento en que nació es de hecho la mujer más hermosa que existió, ya sea en el pasado, presente o futuro.
Y que su cuerpo tiene unas curvas impresionantes que pueden poner erecto el pene de cualquier hombre en unos instantes, tiene un culo firme, unos pechos grandes y una cintura fina.

La elegancia que tiene, la seguridad que desprende, su belleza, es tan encantadora y hechizante. En mi puta vida he visto a alguien que se le compare, opaca a cualquiera, si ella esta es el centro de atención sin que lo quiera, es como si tuviera un puto imán que hace que no despegues que vista de ella.

Su belleza es peligrosa, pero vale la pena arriesgarse.

Tiene un rostro atrayente, tiene una puta belleza que atrapa a cualquiera. Ojos grandes y de un color único, son de un profundo azul, brillante, llamativo son hechizantes. Cejas ligeramente arqueadas y pobladas, abundante cabello extremadamente negro, tiene una tez blanca, casi pálida. Labios carnosos y sensuales.

Tiene un cuerpo jodidamente excitante, senos grandes y redondos, un trasero que se la pone dura a cualquiera, redondo y grande, caderas anchas. Piernas esbeltas y una mini cintura.

Su sonrisa es una de esas raras sonrisas que sólo encontramos 1 vez en la vida. Parecía entenderte y creer en ti justo como tu quieras que todos lo hicieron.

La ví irse, casi corriendo, y por un momento pensé en Cenicienta y su toque de queda. No eran las doce, pero ella había salido huyendo como si su gabardina blanca fuera a transformarse en un simple albornoz. Ni siquiera se la había puesto del todo, la había echado sobre sus hombros y luego salió tan pronto como apareció. Todo el encuentro poseía un aire irreal. Desde que me percaté de su presencia en el mirador, tuve la impresión de estar al lado de un personaje ficticio. Al menos, en mi vida diaria no solía cruzarme con chicas con tanto encanto como aquella desconocida. Elegante, de cabellos negros que le llegaban a media espalda, la chica que contemplaba las olas parecía sacada de una película antigua, en blanco y negro. Cuando me volví a mirarla, me percaté de que no era solo estilo lo que emanaba de ella, sino belleza. No un atractivo artificial, ese que se ve tanto últimamente y que convierte a las mujeres en clones de labios carnosos y narices respingonas. Nadie podía negar que era guapa, con el poder que le daba la juventud, el buen humor, la simpatía natural. Sin embargo, en esa chica había un aire casi misterioso y su mirada era a la vez comprensiva y penetrante, segura de sí misma, incluso altiva.

Victoria Federica de Todos los Santos de Westminster y BorbónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora