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Hoy en día ser un niño con padres divorciados parece ser la moda, una no muy sana pero muy común en la actualidad, ni hablar de las madres solteras, en Corea cada vez encuentras más madres solteras y padres ausentes, pero este caso es uno entre cien, bueno, tal vez estamos exagerando, ¿Uno entre diez? Eso no importa, lo que importa es como los adultos manejan estás situaciones en beneficio para el menor al cuidado.
Lee Minho es un padre soltero de veintiséis años, se volvió padre a los veintidós a punto de terminar su último año de carrera, había sido un simple resbalón, cosa de una noche, la chica había desaparecido de la noche a la mañana y cuando apareció nuevamente fue en la puerta de los Lee para dejarle al chico un pequeño cuerpo que cambiaría su vida drásticamente. Los padres de Minho eran personas muy influyentes, el chico estaba a punto de graduarse y dejar los estudios por un bebé inesperado no era una opción viable, así que se hicieron cargo del niño hasta que Minho se graduara y entonces ellos moverían unos contactos para que Minho consiguiera un trabajo conveniente de manera que también pudiera hacerse cargo de la pequeña criatura a la que le había dado el nombre de Felix, Lee Felix.
Sí, desde aquel día en que Felix le fue entregado a Minho cómo regalo envuelto, Minho tuvo que despedirse de todas las noches de sueño, o de comer bien sus tres comidas al día, su vida habían sido entregada a Lee Felix desde el momento en que lo tuvo en brazos y supo que era su hijo. Él se había crecido en una familia lleno de amor y comodidades gracias a sus padres, así que quiso darle a su pequeño Felix la misma vida. Se esforzó siempre en darle lo mejor de lo mejor, los primeros tres años de vida Felix recibió todo de su padre y sus abuelos, la ausencia de una madre no fue notable para él y estaba bien así. Minho siempre trataba de que la ausencia de su progenitora no fuera un problema para el pequeño. Hasta ese gran día en el que Minho recibió un ascenso laboral que requería un sacrificio algo grande. Mudarse a la ciudad principal de Seúl fue una decisión que Minho pensó bastante, su vida y la de Felix estaban en Busan con sus padres. El cambio no solo era para él como persona independiente sino también como padre. Mudarse implicaba buscar un lugar en el que Felix pudiera adaptarse rápidamente, además de eso debía buscar un colegio para el niño ya que era momento de iniciar el jardín y una niñera que estuviera a disposición mientras Minho trabajaba. Eran demasiadas cosas para él, quién protegía a su pequeño como si de una cajita de cristal se tratara.
—Si, bueno señor Bang, es una gran oferta pero...
—Nada de eso Lee, te necesitamos aquí lo más rápido posible, no aceptaremos un no por respuesta.
Minho hizo una mueca al otro lado de la línea, sabía que la oportunidad era muy buena, pero mirando a su pequeño sentado frente a él en la alfombra de la sala de estar mientras juega con sus libros didácticos no es precisamente algo que al mayor le interesara.
—Piénsalo Lee, oportunidades así no se presentan siempre, además eres un buen trabajador, solo puedo pensar en ti para este ascenso.
—Sí, muchas gracias señor —Y colgó. Soltó un suspiro cansado antes de regresar su mirada a su pequeño. El pequeño Félix estaba muy concentrado en su juego como para darse cuenta de que su padre lo observaba detenidamente. No fue hasta unos segundos después que el menor sintió la mirada del castaño encima que le dedicó una sonrisa sincera mostrando sus pequeños dientitos de leche que Minho tengo se encargaba de cuidarles.
