XVI - Felicidad (Parte 1)

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Salí de la biblioteca a paso apresurado y con más dudas que respuestas. Mil pensamientos daban vueltas por mi cabeza, mientras intentaba hilar cada uno de ellos. ¿Por qué me sonaba a que aquella leyenda ya la conocía? ¿Por qué tenía la sensación de que aquella historia hablaba sobre mí? y si así fuese ¿Selene me había enseñado y protegido todo este tiempo por la remota posibilidad de que la niña-lagrima fuera yo? ¿Por qué Selene me había contado otra versión? ¿desconocía esta? ¿Quién era realmente Selene? ¿Podía decir que la conocía y confiaba en ella?

Cuando escuche la voz de Úrsula, ella había mencionado algo similar. Me llamo, la niña que fue elegida por la luna. ¿ella también sabia de esto? ¿me había cuidado solamente por este hecho?
Podía escuchar como la Turmalina y la Selenita intentaban llamar mi atención, pero era demasiado improbable que les hiciera caso. Necesitaba encontrar a Selene e informarle de lo que había descubierto, antes de que me olvidara los detalles importantes.
Selene. La imagen que estaba dibujada en aquella pared, se parecía demasiado a ella. El holograma que me había mostrado en su casa no determinaba facciones, por lo que no me había percatado aquella vez.

Cuatro hijos. El frio. La lagrima.

-Selenita, muéstrame la salida.

-Sí, mi señora.

La Selenita voló frente a mí a mayor velocidad, por lo que llegue corriendo al exterior, luego de haber atravesado más pasillo y subido otras escaleras. Estaba muy oscuro a causa del eclipse, y podía escuchar un estruendo en el cielo. Al mirar hacia arriba podía ver como una nube oscura golpeaba una barrera invisible que cubría la ciudad. Debe de ser obra de la magia de Hestia.

Comencé a atravesar la ciudad dándome cuenta que no había ni una sola persona en las calles. Probablemente se encontraban ocultas hasta que pase la amenaza, tenía el tiempo contado hasta que eso sucediera, debía encontrar a Yue antes y largarnos de aquí.

-encontremos a Yue.

Nuevamente la Selenita tomo la delantera, guiándonos hacia mi compañera, entre medio de las casas, agradecía que no existían las manzanas en aquel lugar, por lo que no era ninguna clase de falta que lo hiciera. Una vez llegada a una plazoleta, retomo en dirección al santuario de las Elementum Witchs. La Selenita había sido de gran utilidad en esta misión, por lo que deberé recordar más tarde agradecer a Selene por ella.

Como si alguien hubiera leído mi mente con el fin de hacerme daño, algo oscuro golpeo a la Selenita, destruyéndola ante mis ojos. Su imagen se desintegro en partículas sin que yo pudiese hacer algo para evitarlo. La había perdido para siempre. Ahogue un grito de horror mientras observaba de donde había provenido el ataque, esperando que se tratase de algún demonio que se había escabullido por algún hueco de la barrera. Sin embargo, me encontré cara cara con Ivette. Sus ojos destellaban al verme, y se había dibujado una sonrisa genuina en su rostro.

- ¡sabía que volverías a mí! - exclamo muy alegre, acercándose a paso lento y cauteloso.

- ¿Qué has hecho? - pregunte, mostrando mi desagrado ante la situación.

Teniendo en cuenta que fue el beso de demonio el que ocasiono todos los problemas que tuvimos en la casa de Selene, y el mismísimo hecho que usara ese tipo de magia, no era muy coherente quedarme aquí mucho más tiempo. Además, de que estaba armada por un látigo negro, de aspecto fantasmagórico.

-solo me deshice de una piedra en mi camino, no puedo permitir que te vayas de aquí, al menos, no con ella.

-detente ahí, no des un paso más.

Comenzaba a prepararme para una pelea, aunque no había recobrado mis energías del todo. La persecución del gato demonio y la batalla interna contra el hechizo de Hestia me habían dejado muy exhausta, no sabía si sería capaz de volver a librarme de otra situación como esta. Sin embargo, no dejaría que me toque.

Lágrima de Luna [Danza Bajo el Eclipse I] #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora