Hanagaki Takemichi, alguien que era fanboy de los populares de su escuela, tanto que incluso parecía obsesión, cada mañana, los saludaba, se apegaba a ellos. Hasta que surgió un problema que causó su fin. Recibió un disparo en el entrecejo, y murió...
Kakucho recapacitó un poco desde el momento en el que lo mandaron a la esquina. Recuerda el día en el que Takemichi lo salvó de unos matones, y se prometieron cuidar uno del otro.
¿Donde había quedado esa promesa infantil?
Nunca había dudado del como trata al menor, el chico que lo salvó, que fue el primero en elogiar la cicatriz que cubre la mayoría de la parte izquierda de su rostro, y el que siempre lo había apoyado y ayudado.
Entonces, ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que hizo que lo odiara? Oh si, la razón tenía nombre y apellido. Izana Kurokawa.
Un niño que conoció en otro problema que tuvo con matones, aquel chico lo salvó y lo clamó como un siervo suyo, le presento a su grupo apodado Tenjiku, y Kakucho, se integró en su familia.
Pero había algo que le fastidiaba a Izana. Y era el azabache de ojos azules, se sentía irritado con aquella aura tan cálida y bondadosa.
El de rasgos filipinos era una persona que no entendía muy bien el significado de lo que es el cariño o como se demuestra. Su casa siempre había sido un ambiente hostil, y se le enseñaba que el amor se comunicaba mediante golpes.
Por eso, al ver esa radiante persona, no pudo evitar sentir su estómago encogerse y su corazón bombear sangre tan rápido que pensó que le estaba dando un ataque cardíaco, y era una señal de que se tenía que alejar de aquel joven.
Pero lo que nunca llegó a entender, fue el por qué una parte de el se sentía mal de tratar tan agresivo a alguien que solo quería demostrar su admiración, Takemichi entendía que era alguien pesado, pero el no lo hacía con la intención de molestar, o generar asco.
Hubo algunas veces que también Hitto enloqueció al ver a alguien tratar con enojo al ahora rubio, sigue pensando que el cabello negro le quedaba mejor.
Quitándonos el tema del pasado, ahorita mismo se encontraba en el receso junto su grupo de adolescentes. Un nudo en su garganta le hacía imposible comer, ¿Solo por el hecho de que el Hanagaki estaba indiferente él recordaba todo su puto pasado con el? Quiere reír para después tirarse de un puente.
Su comida se revolvió recordando el encuentro que en este receso, Takemichi iba a tener con la Tachibana.
- Hey, Kakucho. - Un chico de cabello bicolor peinado en trenzas lo saca de su trance.
