Hanagaki Takemichi, alguien que era fanboy de los populares de su escuela, tanto que incluso parecía obsesión, cada mañana, los saludaba, se apegaba a ellos. Hasta que surgió un problema que causó su fin. Recibió un disparo en el entrecejo, y murió...
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¡Mía!
Fue la palabra que resonó en todo el gimnasio, fue gritada por Takemichi, el cual recibió el balón con facilidad.
En un instante, el juego se detuvo, la tensión entre ambos equipos era palpable, todos estaban fijos en el balón, uno de sus compañeros colocó el balón alto, y con un salto poderoso, el capitán del equipo conectó con la pelota, enviándolo hacia el otro lado de la red con una precisión letal.
El sonido del impacto reverberó, con el equipo rival apenas teniendo tiempo de reaccionar, sus otros compañeros que estaban observando el juego estallaron en aplausos, mientras Keito aterrizaba.
El rubio se reunió con su equipo para celebrar el punto, con su corazón latiendo con fuerza debido a la adrenalina que está sintiendo.
- 24 a 16, va ganando el equipo de Keito. - Informó el entrenador, el cual era el árbitro por el momento. - ¡Punto juego! -
El mencionado solo sonrió, mirando con burla a sus oponentes, era un juego de tres contra tres y Yeeiko se había encargado de que el equipo estuviera nivelado.
- ¡Haz un buen saque, Kousher! - Animó Hanagaki a su setter, el cual sonrió apenado.
El mismo se colocó varios pasos detrás de la línea de saque, picando el balón contra el suelo en forma de voleo. Respiró profundamente al escuchar el pitido del árbitro, tirando la bola para empezar con su saque de salto.
La energía que comenzó a sentir al saltar era impresionante, con un movimiento decidido, golpeó el balón, creando un efecto giratorio y provocando un arco perfecto.
El saque fue potente y preciso, el lado rival se estaba preparando para recibir el balón, sin embargo hubo uno de ellos que se sorprendió debido a la dirección, por lo cual no pudo llegar a tiempo, causando que cayera en la línea, y un punto más para su equipo.
- ¡Si! - Exclamó Kousher, sonriendo y recibiendo los vitoreos de sus dos compañeros.
- ¡Estuviste increíble! - Takemichi lo halagó.
- ¿Qué dices? ¡Increíble estuviste tú! ¿Jugando con fiebre? ¡No bromees! ¡Eras como un mini flash salvando los balones como loco! - El peliblanco comenzó a imitar al rubio cuando estaba en la cancha.
- Es verdad Takemichi-kun, aunque no debiste venir enfermo a la práctica. - Comentó Keito revolviendo su cabello. Eran las cuatro de la tarde y sus clases habían terminado a las tres y media.
- No te preocupes Keito-san, dormí casi todo el periodo de clases, además, en los recreos comí alimentos para que me dieran energía. - Sonrió despreocupado, recibiendo un tarareo inseguro en respuesta.
Las interacciones fueron interrumpidas por el chirrido de la puerta del gimnasio, luego, varios pasos se escucharon los cuales estaban entrando al lugar.
