Desde que llegué, supe que no pertenecía.
Bueno, obviamente desde el minuto cero, sabía que no pertenecía a ellos, no sólo por el hecho de haber sido adoptado pero, no me refiero a ésa clase de pertenencia, si no que, yo no pertenecía en ningún sentido. Por mis características físicas, jamás podría pertenecer a ellos, pues, aunque tuviesen una forma sólida, ellos no eran más que masas de caucho y slime que cambiaba de color y forma como se les placiera. Obviamente yo jamás podría hacer éso, nisiquiera como cuestión de vida o muerte, mi cuerpo siempre tendría una forma sólida, así que no había forma de ser como ellos, pero tampoco me refiero a éso. Siempre sentí que era muy diferente a ellos, tenían sus costumbres, sus lazos, sus recuerdos, y yo había llegado de la nada ésa tarde. Pude sentir el ambiente pesado e incómodo apenas escuché a la tigresa blanca de rayas rosadas que ahora sería mi madre, decir…
—"Salen a su nuevo hermano, Junior McCloud" Ella me empujó levemente al frente, yo quedé enmedio de todos, mis hermanos estaban sentados a la mesa, mi padre no estaba. Por ése entonces yo apenas había encontrado un nombre básico, pero no uno que me gustase. Yo no sabía qué hacer, ya había pasado por algo así antes pero, nunca se hacía más sencillo.
—"Pssk… Mamá, ¿otra vez trayendo perros a casa? No necesitamos otro, ya con Klaude es suficiente…" Dijo uno de mis hermanos, ya no recuerdo para nada lo que era.
—"¡Pues a mí me cae bien, hola zorrito hermanito nuevo!" Gritó enérgica y emocionadamente un gato naranja de rayas oscuras y detalles en blanco llamado Mágico.
—"Bienvenido a la familia, hermano"
Dijo otro de mis hermanos, un dinosaurio verde de pelos alocados puntiagudos rojos, chaleco azul marino y shorts negros.—"Wow, eres enorme, hermanito, khé creizi" Dijo un zorro rojo con blanco, quien llevaba una bandana de la bandera de Estados Unidos en la cabeza, y que realmente le metía unas buenas horas al gym.
No lo negaré, la bienvenida había sido bastante placentera, pero, igual me sentía incómodo.
—"Ven, te enseñaré tu nuevo cuarto, acompáñame" Dijo mi madre, Azucari, quien me llevó al sótano.
Estaba oscuro y mugriento, apenas había una cama, y al lado un set de computadora, un perrito border collie de detalles en verde estaba sentado frente a la computadora, con un montón de latas de bebidas energizantes alrededor, bolsas de papas y un control de terceros.
—"Toby, saluda a tu nuevo-"
—"¿Qué onda ma? Hola, estoy bien, gracias, perdona pero estoy ocupado trabajando en éste código, necesito que funcione para que la taza de refresco del display se alinee perfectamente con el timing de la animación y el botón sea visible por las fracciones de segundo que necesito, luego voy a comer" El perrito habló tan rápidamente que ni su madre ni yo entendimos a la primera qué tanto había dicho, y en ningún momento se dignó a voltearnos a ver.
—"Ah, sí, claro cariño. Nos vemos." Mi madre se alejó y me llevó al otro extremo del sótano, tras una pared. "Ven, aquí dormirás, es el único lugar que tenemos donde cabes, tranquilo, estarás bien, iré a prepararte la cena y prepararé tu cama, ya regreso" Ella acarició mi hocico y se fué.
Cuando volteé a ver el lugar donde me quedaría a dormir, realmente me sentí disgustado, claramente no estaría limpio, pero había cucarachas aplastadas por todos lados, y nadie las había limpiado. Intenté distraerme un poco de éso yendo a conocer a mi hermano con quien compartiría mi habitación.
—"Ah, hola hermano, ahora no puedo, estoy ocupado, no comprendo por qué apenas cambiando éste signo logro que el código completo funcione como quiero, aunque lo debo cambiar por un número en específico, si no no funciona." El perrito seguía trabajando, hasta que accidentalmente movió algo a su código y éste trabó su equipo, su CPU sonaba como si fuese a volar en cualquier momento, eventualmente se apagó por el sobrecalentamiento, desgraciadamente, Toby no había guardado recientemente. "NOOOOOOOOOOOOOOO, AGHHH, coño…" El pequeño perrito encendió la computadora de vuelta apenas se calmó.
Pasaron los días y la situación jamás mejoró.
—"Oye, ¿y tú quién coño eres?" Dijo un lobo borracho en la sala, tenía una lata de cerveza en sus manos.
—"Jeremías… papá… soy tu octavo hijo adoptivo…"
—"¿…seguro que no eres Mágico?" El lobo se llamaba Shadow, tenía una sudadera negra y unas llamas moradas alrededor de las muñecas, era algo tal que su poder especial.
—"No, papá… Mágico es un gato… yo soy un zorro…"
—"Ah… hazte para allá pinche perro pulgoso…"
—"Tsk… perro pulgoso, mira quién lo dice, estúpido can todo apestoso a semen, sudor y bebidas alcohólicas."
—"HEY, RETRÁCTATE, IMBÉCIL." El lobo sacó de la nada una espada del mismo color de las flamas alrededor de sus muñecas, Azucari intervino para controlarlo.
Estaba harto de ésa casa, cuando mis padres no me prestaban atención, buscaba refugio entre mis hermanos, ellos tampoco me hacían caso, excepto Mágico, y, él.
—"Hola hermanote, ¿por qué tan triste?"
—"…nada hermanito, ya sabes, lo usual…"
Él era 5 años menor que yo, pero, me entendía perfectamente, y al igual que yo, estaba cansado de todo.
—"Ah, claro, ven siéntate conmigo, quiero enseñarte algo"
—"…sí, claro, dame un segundo…"
Ésa tarde me enseñó cómo había logrado piratear y emular una consola antigua en su computadora regalo del gobierno anterior. Él era mi única razón para seguir en ésa casa, casi siempre la familia salía y a mí me dejaban sólo porque no podían llevarme a ningún lado, no cabía. Pero no me importaba cuánto me dejaran sólo, mientras él estuviese conmigo, no necesitaba más. O al menos así era, hasta que…
—"HERMANO, ¿A DÓNDE VAS?"
Él gritó desde la ventana de nuestro cuarto, estaba asustado y preocupado por mí. Estaba lloviendo ésa noche, la misma en que me habían echado de casa tras una pelea familiar como las de siempre. Tenía planeado contestarle a mi hermanito pero, él se adelantó y se lanzó de la ventana, lo atrapé en el aire y lo subí a mi lomo.—"No importa, yo te acompaño hermanote."
—"Je, gracias hermanito…"
Así vivimos un tiempo en las calles, comiendo de donde se podía, yo quería usar mi tamaño a nuestro beneficio pero, él no quería que lo hiciera, decía que siempre habría una forma alternativa y pacífica decidí hacerle caso, y continuamos subsistiendo, hasta que una noche, pasó lo peor. Él se había enfermado y no querían recibirlo en ningún lado, ya fuese por mi tamaño o falta de recursos, todo empeoró cuando comenzó a llover, no pude hacer nada para poder curarlo, con tristeza volvimos al callejón donde vivíamos, yo lo veía tan cansado que no podía mantener sus ojitos abiertos, pero no podía hacer nada, la fiebre lo mantenía despierto.
—"Oye, hermano…"
—"¿Humm? ¿Qué pasa, hermanito?"
—"Está haciendo mucho frío…"
Me quedé en silencio, y sin mediar más palabra, solamente lo abracé, sin importar que hiciese calor, pues era mi bebé, mi hermanito, y haría lo que fuese por él.
—"Te quiero, hermanote…"
El pequeño Jayson se aferró con fuerza a mi pecho mientras dormía, yo lo apreté, no quería aceptarlo pero, ya me lo veía venir, ésa fué la última noche que pasé con mi hermanito.
A la mañana siguiente, llevé a Jayson a enterrar enmedio de un amplio campo de flores, y tras un último adiós, guardé una moneda que él solía llevar a todos lados, su amuleto de buena suerte, y lo ajusté como mi placa, así jamás lo olvidaría. Descansa en paz querido Jayson. Encontraré la familia perfecta, y prometo traerte conmigo si no llego donde tú estás pronto.
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Relatos secretos de un zorroso Volumen 2
Short Story26 años no son en vano, y aunque la mayor parte ya la conocen muchos, existen secretos tan ocultos que ni el mismo zorroso se atreve a contar. Afortunadamente, los pequeños humanos de Vulpiheim encontraron un aparato que les permite rebuscar entre l...