4. De los progresos de otros

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DARKENSPIRE

Vanesa llevaba puesto un cinturón de castidad de aspecto metálico. Estaba descalza y casi desnuda, lo único que cubría su desnudez era ese cinturón junto con un collar y grilletes en muñecas y tobillos. Unas cadenas unían el collar con los grilletes. Su cuerpo, al haber sufrido una sesión doble de latigazos, mostraba algunas marcas rojas en nalgas, espalda, pechos y muslos.

 Su cuerpo, al haber sufrido una sesión doble de latigazos, mostraba algunas marcas rojas en nalgas, espalda, pechos y muslos

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Llevaba un rato cumpliendo las tareas que le habían ordenado, limpiar suelos con un trapo y un cubo de agua. Pensó que era absurdo que las cosas se ensuciaran en un mundo virtual.


Su Amo era el líder de los esclavistas y dueño del castillo, pero allí vivía mucha más gente. Los hombres que trabajaban para Lord Darkenspire, ante los que tenía que agachar la cabeza y obedecer en todo salvo orden expresa de su Amo, los invitados que venían de todas las ciudades de Saleria, las esclavas de confianza, y las prisioneras que tenían encerradas en jaulas y mazmorras del sótano, sometidas a sesiones de doma y adiestramiento.

Un chico de unos veinte años, Omar, había llegado por el pasillo y tras pasar un par de minutos observando cómo fregaba de rodillas le había ordenado hacerle sexo oral. Las esclavas sufrían ese tipo de humillaciones de forma constante. Pero después de tanto tiempo en el castillo a Vanesa le gustaba que la tratasen así.

Al poco tiempo Omar eyaculó en su boca y ella tragó el semen virtual. Otro detalle absurdo del juego, que hubieran programado la existencia del semen en ese mundo. Al menos no te puedes quedar embarazada ni existen las enfermedades de transmisión sexual.

En ese mismo momento posterior a la descarga, cuando el chico todavía no había sacado su miembro de la boca de la esclava, aparecieron por el pasillo otras dos personas. Eran el teniente Xavier y una invitada, una mujer morena de unos treinta años vestida de forma aristocrática, con una falda hasta el suelo y un sombrero.

 Eran el teniente Xavier y una invitada, una mujer morena de unos treinta años vestida de forma aristocrática, con una falda hasta el suelo y un sombrero

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-Esta esclava se llama Vanesa. – relataba el teniente mientras seguían paseando y la dama sonreía al ver como Omar se subía los pantalones – Era una amazona, pero ahora está completamente domada. Como puede ver acepta todo tipo de humillaciones y sólo vive para obedecer a sus Amos. ¿Verdad que sí?

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