Capítulo 4

8 5 0
                                    

Llega alguien a la mesa, es un chico parecido a Doryan y en las manos lleva unas baquetas de quienes tocan la batería. Le dice algo al oído que logro escuchar el principio de la conversación diciendo—: «ya es hora», y luego volviéndose más baja la voz. Este se va.
―Me disculpan.
―De esto se trata ―interrumpo con una gran sonrisa en mi cara.
―Ya vuelvo, ¿me esperas?
―Seguro ―y muerdo mis labios.

Muchas veces le había pedido que le quería oír cantar y él me lo prometió que lo haría cuando nos conociéramos, pero jamás me hubiera imaginado algo como esto. Entonces lo veo seguirle al chico que se aproxima a un pequeño rincón que hace de escenario y aparenta haber sido improvisado, este se sienta en la batería seguido de otro que ocupa el teclado eléctrico. Luego sale Doryan en el bajo, colgado del cuello, se ha puesto unos lentes negros que combinan con su chaqueta de cuero y una gorra con visera de jeans.
―Somos… ―menciona y se da la vuelta, detrás de su chaqueta en letras blancas y grandes tiene bordado el nombre de la banda, pero igualmente este lo dice en voz alta―: «Reincididos»
La melodía empieza a sonar y él canta un cover de esta letra que se me grabó.
Si te veo, amor, del otro lado, no voy a dudar
Todo lo que veo
Más todo lo que siento

Si te veo, amor, del otro lado, yo voy a cruzar
Todo lo que tengo
Es todo lo que intento

Un carnaval, un río bravo, una calle en contra mano, un hospital abandonado, la oscuridad
De corazón yo voy andando de tu mano…

La beba hace un berrinche para llamar la atención, se mueve incómoda en mis brazos, pues aunque parezca raro me había olvidado de esta y ahora doy cuenta de ello al haberme  acostumbrado con su presencia como si fuera alguien más en nuestro grupo. Su chillido es corto porque al segundo calla al oír a su padre cantar.

Cuando termina, Doryan, baja del escenario para dirigirse hacia nosotros y deposita un beso en mis labios y yo lo atraigo para devolvérselo, seguidos de otros por parte de él.

Nos interrumpe La Novia regresando del baño que esta vez se había retirado para cambiarle de pañal a su hijo.

―Vas a volver a cantar, me lo perdí ―dice volviendo a sentar a Peter en su silla con ella.
―No te preocupes, hoy cerramos el show con otro tema buenísimo de Andrés Calamaro.

Ya me lo puedo imaginar porque es la más conocida de todos. Pasados 20 minutos. Doryan regresa al escenario, revisan que todo está conectado y cuando empiezan a tocar al mismo tiempo Cristal llora en mi regazo, algo entumecido, así que me decido parar e irme donde está la salida, pero aun así se lo oye cantar:

Hace frío y estoy lejos de casa
Hace tiempo que estoy sentado sobre esta piedra
Yo me pregunto. ¿Para qué sirven las guerras?…

Después unos minutos de acunar a la bebé se quedó en silencio con los ojitos cerrados y la boca entreabierta, me pareció una ternura y me empezaba a acostumbrar a su aroma, incluso cambiar de parecer para decir que me gustaba. Queriendo regresar a donde están los demás camino despacio para no despertarla pero me lo pienso mejor en su lugar me dirijo a él, no me separan muchos pasos, voy llevada por el trance de la música y paro cerca de Doryan que se encuentra arriba de la tarima.
Está en su solo de bajo, así que esta vez tiene los ojos cerrados sin los lentes, concentrado en no perder la nota. Veo como mueve sus dedos en las cuerdas sin detenerse.
Soy la única allí, los demás están sentados, algunos escuchando como yo, otros en su propia conversación o disfrutando el postre y a la vez distraídos con sus pensamientos… en mi sitio me quedo admirada y fantaseando en cómo me gustaría que me tomara así como con su guitarra y me empezará a tocar.

Llega la despedida. Le digo un cuídate a Charlie acompañado de unas buenas noches, a La Novia le di un beso en el cachete, ella hizo lo mismo y se van por su propio camino… Luego, cuando por fin casi quedamos solos, nos intercepta una chica de voluptuosas curvas con el cabello largo recogido en una coleta y llevaba su vestimenta de haber salido de un boliche. Trajinaba una pollera corta con tajo y botas hasta las rodillas y llevaba una chaqueta igual a la de él, pero sin el logo de su banda, esta la llevaba subida, por alguna razón le daba frío y a mí también de solo verla así. Yo que me puse un jeans apretados de tela fría, empezaba a tiritar, en la parte de arriba tenía una blusa que me tapaba los pechos, pero no sobresalían como las de ella. Él nota que me doy calor al abrazarme y me tiende su cazadora, borrando el frío en mis brazos por el leve viento que empezó a soplar. Esta no parece molestarle el gesto que tuvo conmigo su ex, sino que estaba más pendiente de proteger del frío a su hija con unas mantas que llevaba en el bolso antes Doryan y ahora ella lo tenía colgado de su hombro para luego retirarse despidiéndose de él. Yo quiero hacer lo mismo y cuando estoy por darle un beso de despedida como hice con la ex de Charlie, este me ruega que no lo haga.
―No te vayas. Te tengo otra sorpresa.
―¿Todavía hay más?
―Quiero pasar la noche contigo Caila solo si tú quieres. Sé que estoy sonando muy directo, pero de verdad te deseo; e intentado impresionarte en toda la noche y creo no poder ni estar a tu altura.
―¿Lo dices en serio? Yo me siento así. He visto a tu ex, no nos parecemos en nada y aun así quieres estar conmigo.
―Con Anto o mi ex, como dices, solo tuvimos una noche casual y bueno fue un accidente… lo que pasó… y no tengo que decirte que tuvimos que ser responsables de nuestros actos porque ya lo sabes.
―No quiero lo mismo.
―Contigo es diferente.
―¿Y cómo lo sabes?
―Me gustas hasta casi estar enamorado
―Así que «casi», por qué…
―Porque si te digo que alucino contigo todos los días hasta fastidiar a mis amigos de cuanto hablo de ti y decirles que me explotas la cabeza en un sentido que me haces bien, no quiero asustarte y verme intenso. La cosa es que soy así. Supongo que ya me he expresado demasiado.
No puedo evitar ser un bocazas que se lanza a decir todo lo que me está pidiendo mi corazón que lo diga, pero que a veces puede salir mal.

En un tiempo sí hubiera tenido miedo de eso, pero hoy ya no. Quiero decirlo también y no temer a guardarme sentimientos como en el pasado por no animarme.

―Me gusta eso de ti —y se lo suelto encontrando el valor.

Doryan and CailaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora