Capítulo 7.

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MINJEONG

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MINJEONG

Solté un gemido enorme cuando Jimin me azotó
en el culo, corriéndose en mi interior, sin dejar de
embestirme de forma agresiva mientras sus dientes mordían mi hombro sin medir un poco su fuerza.

Grité al sentir su miembro saliendo de mí, el semen
escurriendo de mi ano, y jadeé con cansancio. Era la tercera vez que se corría dentro de mí en lo que llevaba de la noche.

Miré el techo del viejo remolque, calmando mi
respiración, cuando las manos de Jimin me tomaron de la cintura y me giraron con facilidad, poniéndome boca abajo. Antes de hacerlo, sí, vi sus pupilas dilatadas, e hice una mueca furiosa. Estaba ebria como una cuba y llena de droga en su cuerpo, lo que explicaría su nulo cansancio ante toda la actividad sexual que llevaba.

Sin embargo, yo no estaba en sus mismas condiciones, y mi ano ya dolía de todas las brutales embestidas que me había dado esa noche.

No era mi jodida culpa que la puta de su hermana me hubiera chantajeado de esa forma.

-¡Ya, basta!-le grité cuando se inclinó y sentí su
miembro contra mis muslos.

Gruñó unas palabras inentendibles, pero la empujé, soltándome de su agarre, y tomé unas mantas del suelo para envolverme en ellas.

-¿Así le dijiste a Hanni cuando folló tu boca?-me
preguntó tomándome del brazo.

-Fue una sola chupada, Jimin, nada más-le escupí
rabiosa.

Si hubiera sabido que nuestra juntada luego de pasar dos semanas sin vernos sería así, lo habría pensado dos veces antes de volver a contactarla. En especial porque además llevaba dos semanas sin una pizca de droga en mi interior, y estaba desesperada por conseguir algo de ella en mi cuerpo. Jimin me pasó un papelillo que
fumé rápidamente antes de que me pusiera en cuatro y me follara.

-No me gusta que otros toquen lo que es mío-gruñó
volteando mi rostro para mirarnos a los ojos.

Fruncí el ceño, alejándola de mi cuerpo.
Había pensado que cuando volviéramos a vernos nos diríamos un montón de mierda cursi para luego follar como locas. Hasta el momento, sólo habíamos hecho lo segundo, nada más, y ni siquiera nos dijimos algo.

Jimin llegó al remolque, me besó y comenzó toda esa sesión de sexo rudo.
Y, siendo sincera, por primera vez desde que la conocía, no quería eso.

Porque la situación en mi casa era horrible. Porque
mamá me tenía bajo su ojo, vigilándome, luego de
haberme gritado un montón de cosas sobre lo asquerosa que fuera homosexual y que ella no quería una hija enferma para luego auto-convencerse a sí misma de que
quizás se debía a que papá y ella no pasaban mucho tiempo en casa y quería llamar la atención, que era sólo un momento de confusión, que alguien pudo haber mal influenciado mi mente.

Por supuesto, mamá no le dijo nada a papá, porque si papá llegaba a enterarse de que su hija era lesbiana...

Así que mamá había estado haciendo esas dos semanas reuniones con sus amigas y socias, que tenían lindos y bonitos hijos, presentándome los  y hablando de ellos conmigo, diciendo todo lo bueno que tenían esos mocosos mimados.

Born To Die | Winrina g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora